Por supuesto una vez más
estábamos siendo perseguidos
y en algún momento alguien
me arrojaba un cuchillo
o no sé si a mí
pero de pronto un cuchillo
aparecía frente a mí
y yo lo agarraba
y el cuchillo me llevaba lejos
a otro punto del descampado y de la noche
y entonces yo comprendía
que el cuchillo estaba vivo
y era en realidad un conejo o un gato
pero no era en realidad un conejo ni un gato
sino algo anterior
más primitivo
una presencia de otras latitudes
o era algo como de piedra
con pinchos
y una voz me decía que lo alisara
que torciera esos pinchos
que el cuchillo tenía que quedar liso
como un tubo
y yo procedía a torcer y limar
y luego el cuchillo era de nuevo el gato o el conejo
y yo le limaba las orejas
y los ojos
hasta que el animal moría
y en el interior había como un pasta rosa
que ahora comenzaba a salirle
por el hueco de los ojos