En el fondo la vida consiste en la observación de un cuerpo, el cuerpo físico que nos "pertenece" (noten como en este tipo de discurso el tonal se impone naturalmente como guardián del cuerpo). O aquél que sirve de receptáculo a nuestra energía física. (También hay un cuerpo que sirve de receptáculo a nuestra energía onírica, y ese es el cuerpo que observamos mientras soñamos, el temible cuerpo de ensueño.)
El narrador describe entonces el cuerpo del personaje, como resultado de estarlo observando compulsivamente. Dice cómo es, detalla sus rasgos, luego detalla sus movimientos. La acción no necesita ser espectacular, sólo cotidiana y hasta futil. Luego el narrador pasa a describir los detalles de otro cuerpo. Los narradores novelescos hacen comúnmente esto cuando describen múltiples personajes. A veces hay un capítulo dedicado a cada personaje.
El postulado es que el narrador 'es' el personaje que describe. Su identificación con él o ella es total. La vida consiste en la observación de nuestro cuerpo.
El narrador está en tercera persona. No necesita estar en primera persona para 'ser' el personaje.
El relato va alternando de un personaje a otro. Todas las acciones son más bien triviales.
En algún momento los personajes empiezan a sospechar que son uno solo. En un momento la acción los lleva cerca de encontrarse. Sin embargo un sentido de la prudencia los disuade de dar el paso clave, que desembocaría en el encuentro. Abrir una puerta, por ejemplo.
Idea para el final. Uno de los personajes termina quedándose dormido al final del penúltimo capítulo. En el último capítulo, el otro personaje ve al que se quedó dormido. Lo describe, igual a como lo ha estado haciendo el narrador todo el tiempo. Puede usar frases que usó el narrador para ayudar a revelar el secreto.
El secreto es el siguiente: el narrador fue todo el tiempo los dos personajes, y la vida no es más que la observación de un cuerpo.
Título: una invasión a la intimidad.
PD: Me pongo demasiado al centro de este esfuerzo en ser Manuel Marin.
El narrador describe entonces el cuerpo del personaje, como resultado de estarlo observando compulsivamente. Dice cómo es, detalla sus rasgos, luego detalla sus movimientos. La acción no necesita ser espectacular, sólo cotidiana y hasta futil. Luego el narrador pasa a describir los detalles de otro cuerpo. Los narradores novelescos hacen comúnmente esto cuando describen múltiples personajes. A veces hay un capítulo dedicado a cada personaje.
El postulado es que el narrador 'es' el personaje que describe. Su identificación con él o ella es total. La vida consiste en la observación de nuestro cuerpo.
El narrador está en tercera persona. No necesita estar en primera persona para 'ser' el personaje.
El relato va alternando de un personaje a otro. Todas las acciones son más bien triviales.
En algún momento los personajes empiezan a sospechar que son uno solo. En un momento la acción los lleva cerca de encontrarse. Sin embargo un sentido de la prudencia los disuade de dar el paso clave, que desembocaría en el encuentro. Abrir una puerta, por ejemplo.
Idea para el final. Uno de los personajes termina quedándose dormido al final del penúltimo capítulo. En el último capítulo, el otro personaje ve al que se quedó dormido. Lo describe, igual a como lo ha estado haciendo el narrador todo el tiempo. Puede usar frases que usó el narrador para ayudar a revelar el secreto.
El secreto es el siguiente: el narrador fue todo el tiempo los dos personajes, y la vida no es más que la observación de un cuerpo.
Título: una invasión a la intimidad.
PD: Me pongo demasiado al centro de este esfuerzo en ser Manuel Marin.