lunes, octubre 06, 2014

No puede faltar en mis memorias

Tengo que anotar esto antes que sea de noche de nuevo y me vea obligado a borrarlo, para remplazarlo por otro sueño. Sólo tengo espacio para un sueño en mi ser. Este no puede faltar en mis memorias. Estoy demasiado adicto a la aplicación de google maps en mi iphone. Activo el GPS en el avión, para saber dónde estamos, aun sabiendo que el riesgo que se corre es morrocotudo. Las vidas de un centenar de personas están en juego --- ¿o es mentira todo eso? En el bus, me voy en el salón (así se llama) del segundo piso, en el asiento del frente a la izquierda, para sentir que voy manejando. Y activo el GPS para comprobar que el bus sigue la trayectoria pre-fijada. Soy un "control freak".

Creo que justamente iba en el bus cuando vi el segundo puntito aparecer. Más el primero eran dos, dos los puntitos que señalaban mi actual posición. Dónde estaba yo. Separados unos cuarenta kilómetros, según el servidor de google en California. En esos momentos "el otro" iba a bordo de un helicóptero, camino a Dublin. Tenía prisa por llegar allí. Creo que fue la película de Peabody and Sherman, lo que me dio la idea de estar en dos lugares a la vez. Pero no podía estar consciente cuando se materializara el otro, de lo contrario no sabría en cuál de los cuerpos estar. La confusión sería demasiado grande, imposible de experimentar.

Entonces supe que debía quedarme dormido en el bus; debía abandonar la consciencia de aquella realidad, y ser con todo el otro a bordo del helicóptero. No fue fácil; el aterrizaje fue perfecto, a las cuatro y cinco de la madrugada. El metro estaba abierto. Ahora, "el otro" era aquel despojo de ser humano que dormía en la estación de buses de Store Street (Busáras). Tenía que llegar hasta allí, pero no sabía qué dirección tomar. El metro es tan complicado cuando quiere serlo. En fin, me llamaron por teléfono de la estación. Venga a recoger su paquete --- me decía una voz dura. Sí, qué más quisiera yo...

Creo que terminé teniendo que tomar un taxi. No recuerdo cuánto me costó. Si un ojo de la cara, o los huesos. Ahora ya puedo acostarme a dormir.