martes, enero 02, 2007

sumoningstars

Tiene una estrella en el infinito.
Con los omóplatos como aletas, me dispuse a salir del auto que viajaba a gran velocidad por la carretera Temuco-Santiago. Venía volviendo de un año nuevo que se me había quedado atrás. De repente siento que algo empieza a sonar, me palmeo los muslos y el pecho en busca de mi celular, porque vagamente me acordaba de haberle cambiado el ringtone mientras desayunaba por la nariz en un potrerito.
Claro, había hablado con mi viejo. Nos mandamos un abrazo a la distancia.
Mientras tanto mi celular sonaba debajo del sillón en el invencible Temuco y mi madre se preguntaba qué podía ser aquel ruidito, mientras se comía una cereza en la cama quedándose con el pequeño tallo. Luego se ponía una mano en la frente y pensaba en su hijo que le había sido arrebatado por los brujos.
En Temuco me hice un pequeño espacio entre unos árboles altos y una lluvia de hojas de color rojo. Leía las 3 primeras líneas de un libro que me regalaron.
La casa nueva es espectacular, vivimos en el segundo piso.
Un bicho raro pasó entre los pastos individuales tratando de aferrarse, y pensando en lo incierto del futuro.
¡Eso le dije yo a mi viejo: “La cosa está más imprevista que nunca”!
Saludos a todos.