lunes, septiembre 03, 2007

Pan c/todo

La verdadera brujería no será para que la beba se enamore de mí, como estoy yo de ella, como que efectivamente servirá para que nos vayamos acercando más tal vez, o quizá lleguemos a ser amigos sin que para mí sea más importante que un reflejo en la pared, ni yo menos importante que ella ni tampoco más……ahhhhh dandelionss

La verdadera brujería será para que la muerte no nos pille tan de sorpresa, a todos nosotros, como en el bandejón central de una calle sin bandejón central y por la que pasan camiones. La brujería es para que el diablo se de cuenta que a mí me da lo mismo ser yo o no, ser o no ser, frase archirepetida que está siendo repetida hoy, cuando todas las frases cobran sentido.

Me convenceré cada día más que me gusta ser yo, este pendejito awebonadito Manuel marín y que por eso me despierto todos los días acá, y que voy al colegio, luego a la U o a carretear y después a Sonsa o a la policía. Seré tan feliz que morderé el polvo que flota en los caminos de caburgua, envuelto para siempre o hasta el fin de mis días en conversaciones, actividades diarias y reuniones, oficinas, mesas, comiendo pan con todo. No me va a importar. Hasta el fin de mis días.

Errata. Cuando fui pendejo, a mí no me interesaba lo que los grandes conversaban en la mesa, porque la verdad era que todo lo que me interesaba a mí era lo “poco” importante. Lo superfluo. Lo fútil. La forma de los tenedores. La cualidad de algunos objetos, de ser “cromados”.