lunes, octubre 12, 2009

maní

estaba convencido de que podía moverme sin mover el cuerpo. Había hecho joga y, en una posición extraña, mirando de cerca mi rodilla creí vagar por los pliegues que se formaban en la tela de mi pantalón. Pantaleóun. Un trip.
Es difícil describir la sensación tan extraña, más aún recuperarla, los ojos tienen alas. Suponiendo que me moví, que me desplacé sin mover una pestaña, ¿cómo verificamos ese movimiento? Científicamente, como quisiera Varela.
Cuéntale al gran Hugo Varela que un chileno se movió. La buena nueva.
Creer que es posible es la mitad de la pega.