domingo, abril 14, 2013

la huella de Derrida

el asunto es el siguiente
muy sencillo
dos puntos
la vida no es lo que nosotros creemos que es
estamos todos equivocados
hay que ver el fenómeno en su totalidad
1 nacemos
2 vivimos
3 morimos
no es como si el punto 2 pudiera ejecutarse de manera separada
no se puede vivir sin nacer
y no se puede estar vivo sin tener que morir
cuentas claras conservan la amistad
los budistas dicen que debe existir un continuo de consciencia
no me quiero meter en las patas de los caballos
pero sí
algo así es la cosa
eso es lo que opino
antes de nacer...
ya éramos algo
chan!
y a eso tenemos que volver
punto aparte
para decir la verdad
la vida en sí es un error
entendiendo como error toda cosa efímera
todo lo que no permanece para siempre es un error
en cambio la otra esfera
la esfera de los puntos 1 y 3
esa sí que permanece para siempre
veamos
los guerreros eligen el día y la hora de su muerte
--Carlos Castaneda
el verdadero problema de la filosofía
es el suicidio
es decir
determinar si vale o no la pena vivir la vida
--Jean Paul Sartre
bueno
yo sostengo que no se puede morir
sin haber aceptado en el fuero más íntimo
que la vida de uno ha llegado a su fin
en otras palabras todos nos suicidamos
bárreme bárreme
(últimas palabras de Kierkeegard
no sé bien cómo se escribe ese nombre)
enfin voilà
tarde o temprano tenemos que devolver

la consciencia que nos fue prestada
hay que volver a dejar todo como estaba
las experiencias de la vida no nos pertenecen
nos pertenece algo mucho más
puntos suspensivos
faltan los adejtivos para calificarlo
digamos que estamos equivocados
nos concentramos en los accidentes
y no en lo que está antes (y después)
los árboles no nos dejan ver el bosque
estamos todos condenados
cuesta un mundo despertar
pero hay ciertos movimientos del cuello
y cierta respiración
que hacen posible el milagro
la indiferencia hacia la propia vida es la mejor actitud
pero difícil adquirirla en la época de la televisión
habría que haber vivido en el Japón antiguo
o en la América antigua
(según dicen)
y haber pasado el invierno mirando el agua de una cascada
para entender lo que estoy diciendo