tengo la sensación que ese “mucho tiempo” se pasará rápido y que por así decirlo “mañana” estaré frente a la muerte haciendo los análisis. No todo ha sido malo. Qué cuentas sacaré en ese entonces, no lo sé. Sólo puedo hacer el ejercicio con lo que tengo ahora, como si fuera a morir en este preciso instante.
Para partir tendré que hacerme a la idea de no ver nunca más a nadie, ni los capítulos de Curb your enthusiasm de la tercera y de la cuarta y de la quinta que me faltan. De no casarme con Wu Shuang y de no ir a China a radicarme. De no hacer mi tesis en energías renovables, de no ir a Chile en febrero, de no darle ese abrazo a la Alita, a la Paolita, a los amigos. De no tomarme ese éxtasis en año nuevo, como es la tradición. De no saber nunca la respuesta de SES por esa pega soñada en Paris. En fin, de no hacer una cantidad de cosas que están planeadas.
El corazón se abre una vez más.
La vida es más que la gente que la puebla y eso se demuestra en la muerte, a la que partimos solos. Pero en la vida buscamos incesantemente lo personal, por no buscar lo impersonal de la muerte ya en esta vida. Hasta la internet fue colmada de redes sociales.
Twitter, facebook, conocednos a nosotros los mortales.