la manera más estúpida y a la vez perfecta de desperdiciar una vida consiste en la creación de un mundo. Todos lo hacemos, y de ahí que nuestra vida no tenga sentido. Sin embargo existe la posibilidad de desobedecer el terrible impulso de crear, y en cambio abrazar la vida, la verdadera vida. La técnica consiste en abrazar la muerte. En otras palabras lo desconocido.
Podría hablar horas de esto pero mejor les pongo un ejemplo. Un jugador le apuesta todo al 29 negro. Sabe que esa cifra no existe, que el 29 es rojo en la ruleta, pero de todas formas le apuesta al 29 negro y tiene la esperanza de ganar. Piensa que en un mundo alternativo el 29 podría ser negro; en todo caso la bolita cae en el 6 rojo. El jugador lo pierde todo, la casa, el orgullo, hasta la virginidad. Sube a la azotea del quincuagésimo piso y se arroja al vacío terminando con su vida.
En el ejemplo anterior el jugador confiaba en su capacidad para moldear la realidad a su antojo. Eso causó su ruina. La actitud correcta hubiera sido apostar al 29 negro sabiendo que esa cifra no existe y que se perdería. La derrota llegaría sin ninguna sorpresa. Sin casa, sin orgullo, sin virginidad el jugador hubiera abandonado el casino. Sin maldecir su suerte, libre, agradecido. De tener la oportunidad de empezar de cero. De haberse salvado de la muerte.
Podría hablar horas de esto pero mejor les pongo un ejemplo. Un jugador le apuesta todo al 29 negro. Sabe que esa cifra no existe, que el 29 es rojo en la ruleta, pero de todas formas le apuesta al 29 negro y tiene la esperanza de ganar. Piensa que en un mundo alternativo el 29 podría ser negro; en todo caso la bolita cae en el 6 rojo. El jugador lo pierde todo, la casa, el orgullo, hasta la virginidad. Sube a la azotea del quincuagésimo piso y se arroja al vacío terminando con su vida.
En el ejemplo anterior el jugador confiaba en su capacidad para moldear la realidad a su antojo. Eso causó su ruina. La actitud correcta hubiera sido apostar al 29 negro sabiendo que esa cifra no existe y que se perdería. La derrota llegaría sin ninguna sorpresa. Sin casa, sin orgullo, sin virginidad el jugador hubiera abandonado el casino. Sin maldecir su suerte, libre, agradecido. De tener la oportunidad de empezar de cero. De haberse salvado de la muerte.