jueves, julio 20, 2006

7

Hubo una época de mi vida en que yo tomaba mucho vino. Miraba la carátula de Don Toco en el pupitre del supermercado. Don Coco me decía a mí mismo.

Hubo otra época de mi vida en que fumaba muchos...... Y reptaba por el pasillo tomando notas.

Y todavía otra época de mi vida en que andaba mucho en....... Ustedes saben. Y así quedé.


Desde que leí que hace mal acostarse con copete (Jodorowsky) y que las plantas de poder son sólo para remecer un poco los cimientos, hasta que se destruyen (Juan Matus), decidí no seguir más allá. No por ese camino. De esto van 3 días y contando. Enfoqué todas mis energías en enchular el blog. Ahora que hablo, lo desenchulo lamentablemente. Pero tengo que hablar.

Estas son unas páginas de las notas que yo tomaba reptando (no es broma): estaba sobre mi mesa un ejemplar del Incal. Justamente que yo había estado pugnando por leer esa obra. Ahora estaba ahí, y lo olvidaba. Me enfrascaba en una conversación que sacaba al Incal de mi espectro.
Era un ser inorgánico de nombre DJKÉCHOV, el que me hablaba. Yo no podía sacarlo de mi ámbito. Aunque lo que veía no era más que su silueta, oscurecida a causa de la ventana que estaba más allá y que prometía una tormenta.
De repente me daba la sensación de estar sentado en una banca, frente a un árbol, y mirando las cosas embadurnarse del espíritu inorgánico. Era una banca estratégicamente oculta por aquel árbol. Pero no. Estábamos en la casa de no sé quién, tomándonos unos tragos con el papá de este personajillo y mirando por la ventana. Ahí está la "Gatúbela", decía este viejo. Entonces yo repetía lo de Gatúbela, y con el otro viejo (que era el papá de mi amigo) nos mirábamos y nos daba una risa como de niños. Era un viejo cualquiera, pero yo lo había hecho tan feliz con mi ocurrencia, que creí que mi vejez no iba a ser para nada mala.
Tirado en la banca, me puse a pensar en los amigos que estaban más allá, en el pasto, rolando mota y jugando con ese perro. Me acordé de cuando no tenía nada más que hacer que...mosquitos! Mosquitos formando una nube. De repente se disiparon. Las hojas se suicidaban (otoño), y venían a caer a mi ombligo. A estas alturas yo ya estaba tirado en la banca, como (según creo) ya dije.

Bueno, esas son las notas. Se puede ver que estaba loco. Pero de nacimiento. Y ahora, no lo estoy menos. En realidad, toda mi vida he sido la misma fractura, sólo que cada vez van cambiando las frases y los acentos. Se terminaron, quiero decir, se mantienen las caminatas por el centro, y las bicicletadas por dentro y fuera de mi casa, y toda la idea general de simpleza.
Sigo yendo a ese almacén siniestro en la mitad de la calle Irarrázabal ( de una Irarrázabal que va de norte a sur), y allí el viejo me cobra 150 pesos de no sé qué arreglo que hicieron los maestros, y otras cuarenta lucas de la camioneta que está enchulada. Y yo le pregunto: ¿pero la camioneta está enchulada?
Y esos son mis sueños.
Saludos a DJKÉCHOV, que hace tiempo que no lo veo: quédate así, no molestes.