lunes, julio 24, 2006

la entrevista do jodoro₪sky

Pude tomar nota de todo lo que decía jodorowsky, pero no sé dónde quedaron las notas. En la cocina no estaban. Abrí los veladores. Me daba la sensación de que las había guardado hace mucho tiempo. Después seguí mis pasos por la casa. En todas las partes echaba una revisadita. Al lado del teléfono. Metía las manos entremedio de los cojines de los sillones, sólo para sacarlas con el aliento de otra dimensión. Luego metí mis manos de nuevo para saludar a los seres de esas latitudes.
En el supermercado me di cuenta que tenía la mano verde, cuando sacaba una cajita de leche con chocolate del estante y me miraba el arco de la mano izquierda. Me conté los dedos y tenía cinco. Pero de inmediato, aunque tenía cinco, me fui a esconder al pasillo de los chocolates y miraba la contundente oferta. Entre mirada y mirada me miraba la mano escondida en el bolsillo del sweater: seguía verde. Luego la saqué y se le fueron las sombras, entonces me dirigí a la caja a pagar. Casualmente no llevaba nada, puesto que la leche con chocolate la había abandonado en un estante cualquiera, por ejemplo el de los cereales kellog's, en mi frenesí sangriento. No importaba, no importaba volver a la casa con las manos vacías, así que me fui.
En la casa encontré las notas. Pero no eran como me acordaba que eran. Por ejemplo, yo buscaba una hoja de cuaderno viejo, y lo que encontré era más como una hoja de carta doblada en dos. Mi cerebro sugirió que era una broma sangrienta, pero ya era suficiente con lo sangriento. Por ejemplo, yo me acordaba que en una parte la palabra clave era "yo quiero". Al releerlas, me di cuenta que era "yo puedo".

Con mi cuerpo, yo puedo vivir.
Con mi libido, yo puedo crear.
Con mi corazón, yo puedo amar.
Con mi mente, yo puedo ser.

Y a continuación, inmediatamente después, lo siguiente:

Con mi mente, yo puedo ser.
Con mi corazón, yo puedo amar.
Con mi libido, yo puedo crear.
Con mi cuerpo, yo puedo vivir.

Estas posibilidades me llenaron de un instinto sangriento. Me dirigí a mi cama y caí en ella de bruces. Como nunca apago la radio de mi pieza, me encontré cantando una melodía azulina. Yo cantaba la parte del bajo. Tunn. Ésa era mi parte. Entretanto, me repetía las frases del yo puedo.

Hasta ayer, yo estaba en la reñaca habitando mi mente. Hoy en la mañanita, me levanté pensando que un guerrero recorre el mundo. Bajé por la bajadita y me encontré con el mar que por última vez veré. He visto. Luego, mientras caminaba, me acordé de las tardes interminables, de los juegos de dominó suicida, de las caras de todos y de cómo, entre broma y broma, nos acercábamos a la mejor definición de conciencia: acordarse.
Me acordé de algo que yo quiero hacer y no puedo. Yo quiero ver energía. Por extraño que parezca, la energía a la que yo aspiro no estaba en el mar, ni en el mar y el cielo juntos, ni en el mar y valparaíso y el cielo juntos, sino dentro. Es una cosa difícil de explicar, a lo mejor en la mañanita... Yo quería llegar a ver la entrevista de jodorowsky.
Por primera vez en mi vida soy un peregrino. Otras frases de jodorowsky, y que están anotadas en el papel que cambia, fueron "el océano es inmenso". "Ven a comerte una carbonada! Yo te lavo los calcetines! (esto se lo decía violeta a don jodo)". "Era acontecimiento". Hay otras. Vale la pena que las ponga, si todo desaparecerá(?)
Tengo que llegar hasta la marca con la figurita abstracta, para que lean lo de radiohead. No sé si quiero escribir tanto. Hay un koan que tengo que resolver en sueños. Tengo que tardarme eternidades para poder resolverlo finalmente. Tengo que botar murallas en sueños, como mi viejo. Chocó con todo contra un estante de libros. Yo lo vi. Y no pude contener la risa, es decir, mi cuerpo sufre ataques de risa de cuando en cuando.
Ahora tengo un vaso y mi cepillo de dientes adentro. Al lado, está mi animal predilecto: el elefante. Mi animal de poder. En estas circunstancies, tengo que pensar que estoy en el baño, en la casa de temuco, sin poder llegar al lavamanos porque tengo cinco años. Tengo que pensar en abstracto. Tengo que llenar un cuaderno con todas las posibilidades. Por ejemplo, esta mañana me levanté en la isla de reñaca y tomé mi bicicleta y bajé por la cuesta hasta llegar al mar. Por ejemplo, esta mañana me levanté y en la casa había un lobo marino. Lo esquivé sin despertarlo y salí de la casa inmediatamente al mar. Todo eso hice. Por ejemplo, tomé la micro 1 y me bajé en la plaza. De ahí caminé hasta el terminal de buses y tomé el bus de las 8.
Ver a don jodo fue como una revelación porque me di cuenta de una cosa: todavía está vivo. Nicanor Parra, vivo. Y sin embargo los 3 somos mortales, es decir no somos en absoluto inmortales. Estas ideas bellas desaparecerán, la barca que atraviesa el océano inmenso, hasta "la muerte supersónica" va a morir. Es como demasiado, y sin embargo cuando vi los pájaros aletear en el cielo esta mañana, en el terminal de buses, pensé que las montañas eran sobrias. El universo es sobrio. La muerte es la cosa más sobria. Nada de halagos, sin florituras. Saco una rebanada de energía abstracta. La lleno con agua hirviente que flota en el vacío de la casa.
La pongo debajo de la almohada. Cuando me acuesto, está en mis pies. Cuando cierro los ojos, la tinta verde fosforescente aflora en las paredes. En el sueño, la barca de mi mente es atravesada por olas que vienen del infinito. El infinito me llama a través de estas inmensas olas. Pero de repente, entre todo eso me acuerdo del koan. Ha llegado el momento de resolverlo, de una vez por todas.

Este es el sonido de dos manos (aplausos). Cuál es el sonido de una mano.