miércoles, mayo 02, 2007

Nuevos Comandos

Callarse, y soñar.

Al fin un fin de semana largo. Había una voz que me decía “pedalea, pedalea”. Salí a pasear con la bici de la mano, buscando una forma de inflar la desinflada cámara trasera. Iba metiendo bulla con el plástico de la cámara luchando por salirse. Continúa la historia de la bici.

Al llegar a la casa me tendí un ratito a descansar. Pero al ratito me levanté de nuevo y salí. Al llegar a la esquina paré en seco y exclamé:

“Pensar que hace un ratito yo estaba en mi camita.”

Al exclamar esto noté que todavía estaba en mi cama, con el brazo derecho acostado delante de mis ojos. Y también estaba en la esquina, caminando en dirección hacia el parque bustamente. Lo que me gustaba era que veía mi brazo acostado en la camita, y en vez del cielo de mi pieza, veía el cielo de la calle mientras caminaba.

Estuve así hasta que de repente dije:

“No será peligroso esto.”

Y fin. La bicicleta sigue ahí, patas arriba, con la rueda completamente cansada al punto que hace “puf” cuando la aprietan.