lunes, mayo 19, 2008

péscame

)esta entrada es gratis, no la escribo por alardear, la escribo porque es todo lo que sé, servirá de algo?, no lo sé(
durante los primeros años de un nagual éste debe guardar silencio y tiene que amarrarse una cuerda alrededor del pie izquierdo, pasarla por un gancho fijado al techo, cual lámpara, y tirar de la cuerda para quedar colgado boca abajo, en un sentido casi figurado. que no se le suba la sangre a la cabeza washo, porque puede morir.
así pasan los años, y por aquél pequeño sacrificio el nagual siente y sabe que estos años son gratis, son un regalo y que aquella muerte representativa le dejó sin ganas de nada. aleluya, eureka, y todas esas cosas, porque en la indiferencia es justo donde quiere estar. sin embargo, se alegra cuando le cantan el cumpleaños feliz.
entremedio hay una etapa en que canta y golpea la tierra con la punta de sus pies, para causar una explosión de energía que sube a la atmósfera, abandona la atmósfera y va a mezclarse con el infinito, una especie de relámpago a la inversa. los duendes son testigos felices de todo este proceso, desde lo profundo del bosque, transmitiendo en directo, poco a poco.
después viene la etapa en que alguien pesca al nagual, y le presta atención, como al abuelo, porque es viejo. Ahí empieza lo bueno. ahí el nagual tiene que correr riesgos calculados, o sea, vale decir, después que se salió del mundo como los dioses, después que abandonó toda la paja, todos los miedos, los dolores, vaya a saber uno qué, chan, tiene que tropezarse de nuevo al propio. yo, sin mentirte, me tropezaría contigo.
tengo ganas de abrazar a mucha gente, pero por otro lado váyanse a la chucha