Pero el caso es que yo me fui y el pez quedó en el interior. Yo tenía que envolver un regalo para un cumpleaños al que me habían invitado esa misma tarde. Manipulé papel, tijeras y scotch para cubrir una lámpara de velador. En ese cumpleaños me emborraché y dije chistes absurdos enfrente de personas a las que no conocía o que acababa de conocer. Al otro día me arrepentí pero pensaba que sin duda ellos ni siquiera se deberían de acordar de lo que dije o hice.
Ayer nuevamente me emborraché en una discoteque, pero fue producto de la timidez que me provoca bailar. Yo iba preparado para ir en hongos, pero no encontré los hongos en mi habitación de tan bien que los escondí la vez anterior que estuve en hongos. Hoy en la mañana sin embargo los encontré.
Quiero drogas, quiero estupefacientes, quiero irme de esta ciudad, quiero perderme en la vía láctea, en una volada interestelar escuchando...
Pero no.
Lo que causan las drogas es un movimiento de la conciencia. Hay dosis que sólo te llevan a la cuadra de al lado y luego tú te vuelves caminando, conoces más o menos. Otras te dejan en otro lado de la ciudad y ahí tú te quieres quedar, no quieres volver, te quieres quedar allí sin necesidad de hablar, sin la presión por hablar que provocan las sociedades modernas. Qué ... !