sábado, abril 30, 2011

una historia parecida a la que contó el Iván la otra vez

la llamé como a eso de las 3 ó 4 de la tarde
me dijo que no había problema en irla a ver
acallé mis pensamientos durante una hora
el tren se movió despacio
como desperezándose
atravesé las estaciones una tras otra
en todas ellas miraba a los andenes
en busca de una muchacha de ciertas características
como a las 7 y cuarenta toqué su puerta
y la madera estaba fría
deslicé mi mano hasta unos cerrojos escandinavos
todos estos detalles son imprescindibles para el resto
de lo contrario no se entiende nada

por el ojo de la puerta me sentí observado
pero ella no estaba detrás
decididamente toqué la campana
y un perro en un patio ladró a lo lejos
una especie de cachorro de boxer imaginé
y a su ladrido le siguieron otros
y todos los perros del barrio estaban alertados
lo sabían incluso mejor que yo
ella no estaba en la casa

qué maestro dije yo
cuando llegué de vuelta y vi la ropa
desparramada como si hubiera pasado un tornado
es preciso hacer de la propia vida un caos
para poner en el mundo una estrella danzante
no conocen a Nietzsche?
desarrúgenme ese seño por favor
yo vivo prácticamente en un chiquero

en el teléfono había un mensaje de ella
me dijo que no había ido a verla
momento dije yo
estoy seguro de que toqué a la puerta equivocada?
últimamente me cuesta diferenciar
la realidad de los sueños muy claros
le mandé a decir que estaba en camino

nuevamente cogí el tren
el cual se movió despacio
como desperezándose
nuevamente busqué en los andenes a la mujer equis
y llegué a su casa
esta vez a eso de las once
toqué la puerta
pero ningún perro ladró
no estaba el ojo de la puerta
solamente su sonrisa equis
la había encontrado y pasé al salón
me senté en una silla junto al ventanal
un viejo sonámbulo caminaba por la azotea
del edificio de enfrente
la mujer cuarenta me ofreció un té
y yo le dije que sí

mientras le hablaba para calmarla
quise ponerle una mano en la espalda
en el punto en donde su juntan sus omóplatos
le dije que no se preocupara
si no tenía té
que a mí no me importaban esas cosas
y así fue como pasamos a otros temas

para entonces la mujer equis
ya había alcanzado la categoría de mujer zeta
en mi corazón
y yo no podía retirarla de mi mente
a través del viejo truco de chasquear los dedos
en el momento en que estalla un relámpago
en el infinito