sábado, marzo 29, 2008

elmétodo de métodos

sederriten los glaciares, se caen las cosas de encima de la mesa. Los profesores son despedidos y los cinco deben partir, en el entresueño una música de piano se aleja rumbo al cosmos. Radiohead cancela sus fechas en lationamérica, mi hermano se come el último pan, planea una avioneta con intenciones de caerse, la lluvia amenaza pero nunca cae, el frugal desayuno se convierte en once, en caminata nocturna, los relojes se adelantan-se atrasan nuevamente, la cortina de humo no deja ver el horizonte, los árboles bailan a un ritmo que viene de la tierra, a un ritmo más lento, a un ritmo que no comprenden los hombres ni las mujeres, que se quedan en torno a ellos esperando que un pájaro vuele por encima de la copa, el helicóptero aterriza en el helipuerto y bajan unos tipos transportando una camilla, se muelen las arvejas y se mezclan con las sobras del almuerzo, un aluvión deja sin casa a 5 familias en antofagasta, se muerden los perros, se alargan las sombras, se agudizan los sentidos en la noche lenta, se prende una luz en un cuarto vecino, en una casa vecina, unos pasos en la calle y luego tocan la puerta, se baja el vidrio del auto y se ven las luces de maipú, adelante dice una voz que viene del portaequipaje, arremetemos contra una cacería nocturna en la autopista del sol, el sol se esconde detrás de unas nubes lejanas, el cielo se convierte en un paisaje extraño, desolado, se cimbra de colores y formas, los evangélicos gritan en las plazas y los autos los mojan con barro, los caballos de mentira cobran vida por breves instantes, las palomas huyen de la plaza, los comerciantes han dejado sus cuadros sin vigilancia, todos esperan frente al televisor, se abrazan en el silloncito verde, el planeta se libera de su órbita y emprende un viaje sin retorno, el cúmulo del universo espera a la tierra, los pájaros vuelan junto con la tierra y los insectos interrumpen sus juegos, los escarabajos se arrepienten, los caracoles abandonan sus conchas y hay un cementerio de conchas a orillas del mar, el mar arremete con todo contra un arrecife que dos segundos después desaparece, desaparecen las llaves, algunos libros, otros aparecen en una caja que nunca se abrió desde la mudanza, la gente en la calle sale a opinar, el fuego se concentra en los alrededores y el bosque emite una fuerte queja, los cursos de los ríos están secos y el agua brota a granel de las llaves y no se puede detener, se anegan los espacios, las esquinas de la casa, el agua cae en goteras de los techos y golpea fuerte contra la ventana, el ruido se vuelve monótono y nos sentamos a tomar helado de vainilla, se quiebran los corazones de vidrio y se terminan las transmisiones del canal eleven, unos visitantes llegan y jugamos a las cartas, hacemos el aseo en las piezas, afuera el sol brilla detrás de unas nubes negras que se desarman en pájaros que vuelan trayendo la lluvia que de nuevo poblará el planeta, los peces saltan en el lecho seco del océano, las fragatas detienen su cantar, las sirenas se depositan muertas en los roqueríos, el desierto avanza, las bolsas de plástico pululan en todo sentido, la gente empieza a creer en fantasmas, en rezos, en libros que parece que dicen la mentira, la internet colapsa y ya no hay posibilidad de conectarse, se recorren las calles de plástico, para entregar misivas a los sobrevivientes, una mancha de oscuridad lleva días en un sector claro del cielo, los niños no se enteran pero en secreto lloran en los columpios, los perros los acompañan, los gatos se convierten en estatuas de piedra...