jueves, marzo 13, 2008

O combinar ambas

Pensando un poco (recontando, en verdad) sobre lo que me pasó el fin de semana en Panguipulli, llegué a la conclusión de que toda mi vida, o sea desde siempre, todo han sido cosas mías. De hecho no sé si suena loco o no pero ahora creo que todo fue mi imaginación, y que nada ocurrió, digamos, con certeza. Todo es un juego de percepciones, como dicen en no sé qué película.

Porque ahora estoy frente a mi computador tecleando y quién me puede asegurar que lo que pasó fue real, más que mi memoria, pero con el recuento la fui borrando y me fui dando cuenta que los recuerdos son fantasmagorías, que uno los toma en cuenta porque quiere y no porque sea obligación, y porque en verdad los recuerdos no se diferencian mucho de la imaginación. Estoy reduciendo todo a un asunto mental, lo sé, pero acaso no dicen los gurús que la razón es lo que la lleva en este planeta?

Yo estoy dudando si vivir así, o sea creyendo que todo es un sueño perceptual, con lo cual todo me da mucha risa, o vivir creyendo que todo es un asunto de hacerlo o no, de atreverse o no, lo cual hace que me arda la guatita.