sábado, octubre 11, 2008

el laberinto de la penumbra en el olvido forevers

no propsperó el proyecto de tren instantáneo entre santiasko y puerto muerto, no sé qué va a pasar con las luces de la casa, ¡se apagarán solas?, tendré que salir a la calle a ver desde afuera cómo parece que hay gente, la técnica indicada para ahuyentar a las niñas arañas y a las mismas arañas por doquier.

habrá que levantarse a mitad de la noche a apagarlas, viendo los rastros de una reunión en que no se participó, de la que no se tuvo conciencia, que celebraron otras gentes mientras uno dormía plácidamente en un sillón a lo plácido domingo, esperando que suene el despertador para mirar por el ojo de la cerradura en dirección al pasillo, y luego salir y que sea como un túnel hasta la calle.


desde la calle (porque ya amaneció) mirar los árboles levantándose como animales de un sueño muy pesado, de un sueño en que estuvieron años, y que bailen y canten una canción de metállica, matúllica, la banda que sonó anoche, que después se jueron.


este mundo es sólo una ilusión, pero se recomienda no usar ese conocimiento y vivirlo como si fuera el único, reventarlo y beberle hasta la última gota, no es necesario creer en el mundo para actuar sobre él, recuerda eso todo el tiempo, gracias.


los últimos días en la tierra los he vivido sin sentimientos, sólo como una jugarreta última, como un mirar por última vez a las personas, un saludar por última vez a los amigos, sin que nada me mueva el corazón.

buscando un sitio donde vivir hasta que sea la hora, que se acerca. La treta fue hacerme ensoñar hasta que conociera el mundo de los seres inorgánicos, y me tentara de vivir ahí en la conciencia de la penumbra. Con esa presión, era difícil que no recapitulara, única forma de detener el laberinto inorgánico que se avalanza sobre uno como una avalancha que no duerme.


esa weá del hombre mono y su familia, por otra parte...