viernes, febrero 20, 2009

dans le banlieu

no busco oro
ni fama
ni libertad
compro oro
el oro de los leprechauns
me corto las uñas con una linterna
ingiero corbatas
que salen de la ducha
voy por las calles animadamente
saludando a las palomas
que cuelgan boca abajo de los cables de la eléctrica
pongo las cosas en su lugar
no busco libertad




crees que sólo tú nomás posees tu secreto
pero nosotros todos vemos que piensas eso
es tan obvio lo que haces
que se forma tu personalidad
tu personalidad es una roca dura
y precisas ser suave como el viento
hacer puras cosas choras que nadie note




disfruta los efectos del soñar
como por ejemplo que no hay nada ahí
como por ejemplo ser el amo del mundo
vida onírica
enciende la radio
ponte los audífons
pon música
dentro de varias cápsulas de música alcanza el silencio
deja que suenen todas
www.deezer.com
hágase notar
pero sin exagerar














me quedé tecleteando un rato más mientras la pecera colgaba del techo de la pieza, tratando de terminar de escribir esta frase. pero ya me empezaban a caer las primeras gotitas en la cabeza cuando ponía esta coma, de manera que tuve que huir y que alguien más terminara de escribir esta página. No pensaba mojarme ni menos por ningún motivo -algo que temía más que a una llamada de mi suegra- que la pecera se diera media vuelta en el cielo y me quedara empotrada en la cabeza. no me pregunten por qué, pero temía que una vez allí el pez (que habría quedado dentro) entrara por mi oreja derecha y saliera por mi izquierda, dejándose ver en el fondo de mis ojos. cuando salí huyendo afuera llovía torrencialmente y automáticamente se me apagó el cigarro con un ruido peculiar. un pájaro tipo pelícano pasó volando a baja altura como diciendo te lo dije, pero yo lo seguí aprovechando su gran tamaño para guarecerme de la lluvia. iba debajo del pelícano como si fuera mi paraguas, hasta que me encontré una moneda de 1 céntimo tirada en la arena porque habíamos llegado a la playa. Mi pelícano seguía hacia el horizonte y pensé seguirlo pero escuché rumores de que había una gran tormenta en alta mar y yo soy un tipo prudente. avancé con el céntimo y de pronto encontré otro más, pasos allá otro y luego otro. ya con cuatro céntimos me di por satisfecho, además de que era evidente que se trataba de un sendero para atraer a algún tonto hacia una presa. me guardé los céntimos en el bolsillo de la chaqueta que se sintió más feliz de ir un poco cargadita de algo que no fuera agua. de pronto vi mi escapatoria: de lo alto de un edificio alto me tiraban una cuerda mi clásico amigo aldo y otro tipo que venía del extranjero. empecé a trepar, pero en una ventana intermedia un niño chico apareció con unas tijeras y dispuesto a todo según su mirada. me preparé para lo peor, pero enseguida reconocí a mi hijo que estaba en la casa de un amigo jugando desde las cuatro de la tarde. se había servido torta y galletas que habían encontrado debajo de los cojines del sofá. sebastián, que bueno hijo mío, etcétera etcétera. No vas a cortar la cuerda, cierto? Claro que no!, dijo el muchacho con las pupilas encendidas. Me invitaba a subir un poco más. Al final el muy ingenuo dejó que subiera más arriba de donde él se encontraba, y su corta edad le hacía suponer que aún tenía el control. creo que cortó la cuerda finalmente cuando yo me hube reunido con mi amigo aldo y emitió un gemido de terror: la parte de abajo de la cuerda permaneció erguida sobre el suelo, como una serpiente encantada; la parte de arriba, en tanto, salió disparada hacia el cielo
conmigo como volantín. mi buen amigo aldo sujetó la cuerda a tiempo para hacer de volantinero, pero le explicaba a su amigo extranjero que yo pronto me iría a pique. no seas pájaro de mal agüero aldo, alcancé a gritar, y su amigo extranjero se echó a reir como si comprendiera la expresión. los vi mirándome con unos binoculares, y entonces apareció mi salvador una vez más. como no soy ornitólogo no sé si era el mismo pelícano, pero me sujeté de sus patas traseras -las únicas que tiene- y me fui volando a probar suerte a españa. aterricé en una antena parabólica que estaba transmitiendo el mundial y me quedé tendido al sol hasta que terminaba el partido.