jueves, marzo 01, 2012

la vívora

en esa época yo vivía en un parque de diversiones
ah no, esperen, ahora recuerdo bien
yo tenía por vecina a una niña de origen asiático
ella había venido desde China a estudiar las costumbres francesas
y a hacerse con algo de dinero para comprar un piano de música
cuando nos cruzábamos en el pasillo sólo nos mirábamos
yo venía apurado al baño o algo por el estilo
o ella venía apurada a desactivar la bomba
que el gobierno galo le había dejado entre las sábanas
y que de un momento a otro iba a explotar
en fin, no había mucho tiempo para el intercambio de palabras
un día, sin embargo
o una noche, si quiero ser fiel a lo sucedido
ella se apareció en mi pieza como si me conociera de toda la vida
diciéndome no sé qué cosa del pago del arriendo
del departamento que yo tenía allá en Santiago
me llamaba por mi pseudónimo, Manu me decía
y me instaba a que la dejara instalarse al lado mío
yo dormía
y al mismo tiempo sabía que nada de eso podía ser algo más que un sueño
le dije que se fuera
pero no sin antes haber exclamado un aullido de horror
ella se negó y pugnó por quedarse
su peso era demasiado para mí, no podía con ella
a pesar de que su contextura era más bien pequeña
pero poco a poco pude ir empujándola hacia la puerta
en un momento ella me dijo que tuviera cuidado
que pensara bien en lo que estaba haciendo
puesto que si la echaba
ella se iría a su dormitorio
(vivíamos en una suerte de habitaciones sencillas
a ambos lados de un pasillo en una residencia universitaria)
...a su dormitorio, en cuyos dominios yo me hallaba por naturaleza
imposibilitado de entrar
tanto mejor, le dije yo
al tiempo que mi estatura se duplicaba por el tenor de mi voz
y la puse fuera de la puerta
la cual cerré capturándole la pierna
y una mano que no querían salir
al final la saqué completamente
y la vi que entraba en una puerta que no era la suya
en fin, dije yo
volví a acostarme
y vi que se le habían quedado los zapatos
esto fue como a las siete de la mañana
tomé el par de zapatos taco aguja color verde limón
y los tiré por la ventana con furia
(yo vivía en el nivel de la calle)
en el preciso momento en que ella, no me lo van a creer
venía por el exterior seguramente
a buscar sus zapatos
como si hubiera anticipado que yo los iba a arrojar por ahí
y traía un rostro de total abnegación
o indiferencia, quizás
no supe más, cerré la cortina antes que ella estuviera muy cerca
y seguí durmiendo los minutos que me quedaban
antes de tener que levantarme para ir a trabajar
en memoria de don Nicanor Parra Sandoval