miércoles, agosto 02, 2006

I MIGHT BE WRONG

FAMILIA:

Les cuento. Un soñador profeso acaba de caer en la prisión del tiempo, ¿cómo salir?, cómo escaparse del viento que sopla en la nuca. Las frazadas se subieron, y la columna está al descubierto, en una mañana como onda expansiva polar, como las que tenemos. Qué se filtra en el sueño como reloj despertador de sonidos polifónicos, cuando el despertador es un simple repiqueteo incesante en el cuello. Esa maravilla de sonidos que se filtra en el sueño no debe ser el despertador, debe ser la música de otra galaxia. Mi cuerpo flota en el río de la serenata antártica, como témpano de hielo. Debo levantarme porque soy un guerrero invencible, un cancerbero del gran secreto. Me pongo de pie. He olvidado la frazada y la cama que se aleja por el río polar, del sendero de los témpanos de hielo. Allá su muerte; acá la mía en el continente de hielo. Veo platos voladores, sin duda debe ser un sueño. Yo no sé cómo moverme en este cuerpo de ensueño, me digo. Pero sí sé, me repito. Entonces me pongo a volar en estas nubes cóncavas, subo por el borde de un precipicio hasta la orilla de la cual me caí en sueños, hace muchos sueños, a la edad del trigésimo. Con esa caída se me olvidó quién era. Incal, por qué dejaste que me fuera en esa noche perversa. Mi vida fue un infierno, fue como la de los simios que no saben soñar. Me dejaste en la indiferencia. Ahora me recuperas. Incal, yo lo hago por tí, no quiero la respuesta. Estás en mi corazón, pero eso significa que mi corazón es muy grande, eterno.


Aquí comienza la verdadera historia. Porque me coge por los brazos una brisa sincera. Es sin dobleces, me lleva por unos paleomundos. Aterrizo en los jardines que adornan la calle del sueño. Ella me dice lo que tengo que oir, en este momento. Yo no soy nadie comparado con el intento. Por él, por el espíritu, tengo que hacerlo. Mi vida vale menos que la de los simios que no sueñan ni recuerdan sus sueños, mi vida sin el incal es un infierno.

Esto es transitorio, todo lo hicieron con la intención de hacerlo volar, algún día. Me pierdo en las ideas que tuve en un pasado inexistente (el espíritu no tiene ayeres). ¿Estaban mal, o eran todo lo que podía sacar en limpio en esas noches desiertas? Da lo mismo, lo que hay ahora es lo más importante. Mis antiguos enemigos eran sólo veneno, eran sólo la posibilidad de volverme loco por completo. El incal, el enemigo verdadero, muestra el gran secreto y nos dejará a solas con él, algún día (el mismo cuando los espíritus vuelen la tierra).

Estoy escuchando radiohead, pero nadie me quita de la cabeza que es un soplo venido de afuera, en mi oreja que está en el final de la galaxia. ¿Puede no ser cierto esto? I might be wrong, puedo no estar en lo cierto. Lo que diga yo, no tiene valor alguno frente al valor del momento actual. Me dirijo con pasos retrocedidos hasta la noche, y veo mi jardincito enfermo, con flores mustias; he estado mucho tiempo a la deriva como para poder protegerlo. Quieres estar a salvo, pero no puedes vivir solamente en tu jardincito etéreo. Y sin embargo, es lo único que tienes. El espíritu te lo guardó mientras tú dejas de ser un sueño.

Ahora vienen las ejecuciones. Matan a todos los míos, y yo no me inmuto. Thom Yorke, Maynard James Keenan, caen como sacos de porotos en el suelo. Yo los veo a través de un cristal de estalactitas. Me están matando de a poco por dentro. O debiera decir que yo muero, movido por alguna fuerza inteligible: mi propio intento. He decidido contraer mi universo, y cerrar una a una mis constelaciones. Todo debe volar para siempre. La tarea del barrido, la terrible tarea que sólo nos dejará con la muerte. Se caen las cosas, se acaban las claúsulas, el incal es una luz pequeña que se nos acerca volando al centro de la frente. El incal verde se acerca a nuestro pecho. Parece una luciérnaga. A nuestro alrededor, es noche.

Estoy contento por haber dicho esto. Me pongo azul, mientras se desvanecen mis intentos. Un rayo gigantesco me parte y me deja como una imagen partida, en la noche, una imagen que se aleja y se va lejos y se pierde en el infinito de la noche. Queda la fragancia de mi corazón, pero un disparo de hielo me lo atraviesa y desaparece todo rastro de mí. Se escucha un grito lejanísimo.