lunes, marzo 05, 2007

Niños

A veces, uno no tiene la energía para reconocer que está solo con las estrellas. Una hora de las 24 yo puedo reconocerlo. Las otras horas son de mi mente, una especie de discurso de agradecimiento-declaración de amor-desamor en que estamos siempre envueltos (mi mente y junto con ella, yo). O hablando cosas de guerreros.

Pero los guerreros que aman y cantan son: eso.

Estoy viendo la bandeja de entrada de mi correo y dice FELIZ CUMPLEAÑOS. Gustavo Marín no se ha podido olvidar de este gordito de ojos brillantes.

Tengo una jugada que nadie me ha podido contrarrestar: la humildad.

La verdad, la vida está llena de jugadas incontrarrestables, cada uno tiene mínimo una. Pero hay jugadas y jugadas. Yo me propongo ser la persona más humilde del planeta. Igual, hay niños que son difíciles de superar.

Acá en Santiago en las calles a veces hay rejas en el suelo. Dan al metro y cuando pasa el tren, por éstas sale un viento que puede poner una bolsa nylon en el cielo. A más de cuarenta metros de altura.

En mis sueños, hay un personaje que siempre es josesito mi sobrino. No puedo evitar ponerlo.

Estaba pensando que quizás a mi hermano se le ocurre tener un hijo. Y yo dondequiera que esté, voy a venir a visitarlo para que el cabro chico se aprenda mi olor. Tal vez venga en la bici.

Esto es como cuando prometo no bajar nunca la cabeza ni dejar de sonreír; como cuando voy por la calle prometiendo eso.

Por otro lado, a veces no puedo controlar mi candor. Un abrazo a todos.