domingo, junio 15, 2008

Caverna cósmica

estaba jugando a la pelota con unos amigos y de repente en una jugada en la que yo me quedé atrás, desapareció la pelota o se pinchó el balón. alguien se lo llevó pero nadie lo vio salir, fue como esas cuestiones cuando detienen el tiempo y alguien hace algo y después echan a andar el tiempo de nuevo y nadie cacha nada. Es como lo que me acaba de pasar, que tuve que borrar harto porque estaba escribiendo y de repente un párrafo desapareció, y fue alguien que detuvo el tiempo, entró con algún otro superpoder a mi casa, se rió de mí en mi posición estúpida con el notebok en las rodillas, me borró el párrafo en el que me había embalado, cerró la puerta y activó el tiempo otra vez. Como yo no miro para la pantalla cuando estoy escribiendo seguí de largo con la idea y cuando subí a releer estaba la zorra y tuve que borrar. Ojalá que no tenga que borrar esto porque si yo estuviera haciendo esa broma no me cabe duda que la haría de nuevo, y estaría afuerita de mi departamento esperando socarronamente el momento preciso mientras me agarro la tula. Por suerte que yo no soy paranoico si nó con lo que acabo de escribir entraría en pánico porque estoy solo en casa y es tardón.

me acuerdo cuando me contaron la historia de los duendes, de unos duendes que de hecho existían y yo me asusté con la posibilidad de que en ese momento aparecieran entre nosotros. ver un duende hubiera sido la cosa más ridículamente aterradora que pudiera haber ocurrido en ese instante, pero uno no sé por qué se imagina que el duende va a aparecer justo cuando el otro loco está contando la historia. me imagino al duende un ser con tanto timing, que es capaz de llegar en el momento preciso en que todos están cagados de miedo con la idea del duende, pero el duende ese día tiene que haber estado en su casa, tiene que haber hecho sus cosas de duende, comprar el pan, leer el diario, y sin embargo todo eso tranquilo sabiendo que llegará a tiempo para asustar a un grupo de weones aburridos que no tienen nada mejor que hacer. se me ocurren muchas ideas sobre duendes en este momento pero no las voy a transcribir, no sé cómo voy con el ritmo de la narración.

el caso es que la jugada de la que estaba hablando comenzó con una barrida en que un weón chocó contra la reja y nos fuimos en contragolpe. yo había acompañado la jugada de marcación de mi compañero que se barrió y después me quedé abajo mientras mi compañero se iba arriba con toda la adrenalina de haberse barrido recién, más la bulla de la reja y sin sospechar que el balón estaba pronto a desaparecer. les cuento que acaba de sonar mi celular y el ruido psicodélico me acaba de asustar. era mi primo y le puse voz de enfermo porque hoy no quiero carretear. mi compañero, que era el pelao, se fue arriba como con los hombros medios tensos conduciendo el balón y desencadenando un fluir táctico de defensas y atacantes en el horizonte. estaba quedando la zorra, y el loco que detuvo el tiempo supo bien ocupar su poder en el momento preciso. A mí se me perdió la pelota antes que a los otros porque estaban en una tole tole asquerosa en el área grande, y desde atrás no se cachaba nada, puras patadas y errores groseros. mi compañero, el mismo que se había barrido, o sea el pelao recuperó posiciones y yo le pregunté si había sido gol, en un partido uno nunca pregunta qué pasó sino que pregunta si fue gol, o córner o algo, porque decir qué pasó es como si uno no sabe jugar a la pelota. Bueno, el pelao me responde que no, que no fue gol. En su rostro se ve el cansancio, la transpiración obvias, y una no tan obvia preocupación. Acaba de ocurrir algo sobrenatural.

Después de unos instantes de inútil discusión, todos medios cagados de la risa, nos fuimos porque ya no había nada más que hacer en esa cancha sin el balón. A nadie le importaba mucho la explicación lógica de lo sucedido. Resulta que en esa cancha venden cerveza (son unas canchas de olarra que quedan en metro-ñuble) y nos fuimos a tomar unos chopp. en la parte de los chop estaba lleno de joyas y parecía pub la custión. o sea había un carrete que se venía arrastrando de hace rato. pero de puros hombres. estaba prendida la tele en un partido de fútbol argentino que no le interesaba a nadie, pero todo por parecer temático. en las mesas de al lado había equipos de baby enteros puestos y uno que otro weón parándose de la silla a gritar y a hablar weás, jurándose chistoso. pese a lo que estoy escribiendo yo no estaba para nada incómodo en el lugar, la noche era tibia porque esto fue en verano y yo me senté en mi silla con mis amigos a conversar. todos estaban como después de un partido, como medios buenos pa la talla y medios distraídos, y yo me di cuenta que en la cancha uno se pone así, como medio weón. mirábamos la tele que la habían cambiado a un programa de farándula que dan los viernes, y yo pensaba que eso era el club de la comedia summer. de nuestros cuellos salía humito y era chistoso vernos tan raja y tan contentos. Yo me reía aunque las tallas fueran fomes de puro lo que estábamos haciendo. El caso es que todo fue tan chistoso que de repente la pelota apareció. llegó volando y le llegó en forma de pelotazo al buen chowzy (el arquero) en la oreja derecha. el pobre botó todo el trango de chela que se acababa de zampar.

El buen chowzy había vaciado su lata con el clásico gesto de irse con el cuello para atrás, y de repente llega volando un balón y lo impacta. el buen chowzy es malo pal arco; que le llegara un pelotazo en esas condiciones era notable. El balón venía del otro lado de donde estaban las canchas y el marcelo lo quiso devolver, y en eso se da cuenta que tiene los cascos del balón perdido. todos coincidimos en el acto en que se trataba del mismo balón. cómo había vuelto, bueno, algunos niños se lo habían pelado, o se nos había ido para afuera del recinto y unos cabros lo tomaron y luego se les fue a ellos de vuelta al recinto y estaba de vuelta con nosotros. lo mejor fue que pudimos continuar el partido. no me acuerdo cómo terminó. desde ahí que no juego a la pelota. estoy cagadísimo de frío.