sábado, junio 14, 2008

Vine de la frontera

anoche soñé que estábamos en pirque, íbamos a celebrar la navidad, era de noche y yo salía, afuera estaba mi prima y regábamos el patio pero la manguera no se podía apagar, cuando por fin la apagué estaba todo inundado y por la parte de la piscina se habían formado unos témpanos de hielo, el agua llegaba hasta la cintura y yo no sabía cómo le iba a explicar al tío rami el tremendo entuerto. En toda la superficie del agua había como una capa de hielo frappé y con mi prima estábamos metidos en el agüita. Después yo entraba a la casa, no me acuerdo qué hacía y salía al patio de nuevo y el agua la habían drenado, ya no quedaban tantos témpanos y celebrábamos, era un asado por la parte del fondo y estaba muy oscuro, yo llegaba a una parte donde estaban mis tíos y tías tomándose un traguito y me empezaban a molestar, que yo tenía una polola y yo me sentía raro.

Más tarde estaba en mi living, en bustamante y estaba leyendo una carta tan bacán, de una amiga que me había escrito del sur, y en la carta decía:

(...) me gustaría tener 24 años y estar en santiago estudiando ingeniería; jugaría a ser manu, manu en cleta (...)

esa parte me gustaba porque era como borges, como la sensación de leer a borges cuando pone un punto y coma. la carta estaba tan bien escrita que yo pensaba que era de la coni (la conim, era un sueño y yo pensaba así). Luego la coni me había escrito un lote de cartas y yo las tenía todas, al final de las cartas había también un cuento con nombre y a mí me gustaba la idea de después leerlo, estaba seguro de que el cuento era bacán, había también una foto de varias minas celebrando y una de esas se supone que era la coni. Estaba con visitas así que amarré las cartas y el cuento y la foto con un hilito y me metí por el pasillo y parece que las guardé en el velador. luego volví al living y en un ratito me encontré golpeando sin razón a una de mis visitas, y él le pegaba a su mujer y a mí me dio pena mirarla a la cara, la tenía toda machucada, y fui con ellos dos a la cocina a buscar un panadol para ella, abrí unos cajoncitos y adentro no estaban los panadoles, miraba y había un montón de pastillitas molidas que eran ravotriles y según yo le podían hacer bien igual, pero al final no se los di, dejé que se fueran porque se estaban yendo y sentí que me iba a quedar solo. Soñando solo.