sábado, noviembre 15, 2008

515. sendero bajo el mar

en ese tiempo teníamos la habilidad de detener el tiempo con la mano, y lo hacíamos para matar el tiempo. Uno extendía la mano delante de los ojos y el tiempo pasaba por entremedio de los dedos. Se usaba mucho para detener la película cuando no estaba el control remoto. Cuando se pierde el control remoto, la gente lo busca desesperadamente, porque nada en la vida tiene sentido sin él. Cuando aparece se sienten aliviados, felices, y se lo cuentan a los demás habitantes de la casa: apareció el control remoto. Mientras el control remoto no está, uno se sienta cerca de la tele o se acuesta y cambia el canal con los dedos de los pies. Esto último generalmente se hace cuando uno está solo o en confianza, y generalmente uno es aplaudido por la maniobra, por el otro comensal que está viendo la tele: buena weón. El contenido del programa pasa a segundo plano por un breve lapso. Es un momento de tensión cuando el dedo gordo torpemente intenta pulsar correctamente el botón que se necesita. Muchas veces esto degenera en cambios inadecuados que ponen la tele en algo llamado video 2, una dimensión de la cual cuesta volver. Es impensable pararse para arreglar fácil el problema con los dedos de la mano, una vez que se empezó con el pie, todo se tiene que hacer con el pie. Otra cosa que se pierde a menudo es el cortauñas y hay que buscarlo hasta que aparece. Cuando finalmente nos pilla la hora y no hemos pillado el cortauñas, se produce una frustración muy grande. Después es posible que haciendo cualquier cosa, por ejemplo cuando la película se pone fome, le preguntemos a otro integrante de la casa: apareció el cortauñas? haciendo cualquier cosa nada que ver. La idea del cortauñas perdido habita en nuestra mente y no se va, a veces estamos cerca de comprar un nuevo cortauñas en la calle, para reemplazar el perdido. La idea del cortauñas es dejarlo siempre en el mismo lugar random, por ejemplo al lado del acuario, para que nunca se pierda. Mientras uno lo busca se dedica a culpar a los otros integrantes de la casa, y saca para sí mismo los defectos de los demás: este weón seguro que lo dejó en cualquier parte. Es una práctica muy usada el involucrar a los demás en la búsqueda, y a veces se ven hasta tres personas buscando simultáneamente un cortauñas. Dentro del grupo de buscadores casi siempre hay uno que organiza la búsqueda: tú busca en el living, yo busco en los cajones. O el clásico: ahí ya busqué. Una broma muy útil en estos casos es la de repentinamente exclamar: aquííí, y tras una breve pausa agregar: ...no estááá. Esto causa mucha simpatía entre los otros que están buscando. Ser mentiroso es algo que ayuda mucho a relajar los ánimos en ambientes de tensión. Cuando se está esperando a alguien uno mira hacia un punto fuera del alcance de visión del otro y dice: ahí viene el diego. El otro mira y tú confiesas que estabas mintiendo. La gracia de esta broma es que uno practica la mentira convincente con los amigos. Hay dos maneras de comerse las uñas, una cuando están todavía pegadas al dedo y la segunda como snac, luego de cortadas. Las personas que hacen esto último son contadas con las uñas de las manos y despreciadas muchas veces por la gente que no lo hace y no lo entiende.