domingo, noviembre 16, 2008

519. la adrenalina no se asusta

cuando supe que iba a venir radiohead rápidamente cerré el facebook y llené el lavaplato para luego meter la cabeza bajo el agua y cantar no surprises. No me sorprendía para nada la visita de mis amigos personales Thom, y no me acuerdo como se llamaban los otros 5, pero los tuve en mi casa o en la casa de mi tía Melinka en pto natales, en pto natales tomando desayuno con mermeladita de arándano antes de salir a la excursión de las torres del paine. Y uno de ellos, el tecladista tal vez, me comió a la hermana, el saxofonista se comió mi pan cuando me levanté a mirar por la ventana, el tecladista no había sido tan veloz. La cosa es que decidí ponerme al día para vacilar bien las canciones el día del evento, al cual no podría asistir por razones de fuerza mayor. El tiempo me dará la razón cuando el 27 de marzo esté perdido en un potrero en el sur, tratando de escapar de los perros que finalmente me darán caza y se darán un festín con mis entrañas 100 % verduras del huerto. Dejando de lado lo tétrico, anduve caminando bajo la luna llena y no tan llena con el Ipod lleno de las canciones de estos locos, repasándolas como nunca en mi vida, a pesar que yo las escucho todos los días cuando me voy a la pega. En la pega, una mañana taciturna escuché de nuevo no surprises y creí que era el producto de mi atiborrada imaginación. No me di cuenta que una compañera la había puesto en su cubículo para mandar un mensaje subliminal a todos los que estábamos ahí. Finalmente, mi decisión de ir a perderme a los mares del sur era más consecuente que la de muchos que gastarían el dinero que ganaron trabajando, y que los mató lentamente, en ir a ver al grupo en una noche que sería inolvidable. Pero tan inolvidable sería también mi noche en el descampado bajo un árbol frutal, peral o algo, esperando la llegada de los mastines que me devorarían sin misericordia mientras en el estadio san carlos de apoquindo, un montón de personas corearían los coros (valga la redundancia) de like spinning plates (ver lyrics), y cuando mi alma se eleve verá a esos pobres diablos todavía atrapados en el infierno, desde una altura no menor a los 7 mil pies, bajo las nubes que amenazan con caer hacia la tierra. Si miran hacia el cielo en ese momento, no se olviden que hay un fanático rezando por ustedes.