viernes, noviembre 21, 2008

522. Una noche lucha contra la luna

la idea de la muerte imponía un límite real a las cavilaciones de los chamanes. Emparentados con la lucha en otros mundos y con la maravilla que nublaba la vista de tanta luz, el ojo de avispa de los brujos se fue desplazando a lo que sólo ellos podían percibir (olas de espanto), como etapa preparatoria de sus vidas. Sin embargo, pasados los años no había una señal clara de cuál era el camino a seguir, y las profundas reflexiones estaban marcadas por un carácter de inseguridad, por un desconocimiento de cuál era la causa, o en suma por la aflicción desgraciada de los que no estaban contentos con las maravillas que veían. No se entendía por qué ellos, y no otros, no se entendía el desafío. Para combatir a eso, idearon una estrategia perfecta que terminaba con la inseguridad, la cual consistía en encarar, por primera vez, el epíteto inalcanzable de la propia muerte. Los guerreros comprobaron que la muerte estaba allí, tomando forma de bestia o de bola, cualquiera fuera la frontera en que se internaban con sus corazones de arce. Pasado un periodo de lucha y de inmersión en el mar, en el cual la vida era lo que era y no había necesidad de pensar, al volver a la casa la situación no había cambiado un ápice, la muerte seguía merodeando en los alrededores y en los arbustos. No se imaginaba la cualidad que pudiera tener esa vicisitud (morir), pero se imaginaba que podía ser la inconciencia total (una noche sin sueños), o la conciencia total (la gloria), y en todo caso el beneficio de ese pensamiento era más impresionante, y era la oportunidad de fijar un límite real a las prácticas que se estaban llevando a cabo. No importaba la situación en que se encontraran, la idea de la muerte propia les daba una temeridad deliciosa, era un límite que extrañamente borraba todos los otros. Comenzaron a usarla, y pasado un cierto tiempo la aceptaron como la única de las enseñanzas del otro mundo, que valía la pena rescatar para el resto del tiempo que les quedara sobre la tierra.