lunes, noviembre 10, 2008

leo quiroz con la adrenalina arriba despues de dar 2 vueltas en bicicleta por santiago

mi asistente y su asistente me pasaron a buscar como a eso de las 8
nos dieron las 10 conversando y tomando desayuno
pero las 10 del otro día
así que quedamos en dejarlo para otro día mejor
al otro día vinieron a buscarme los mismos 2
pero yo sabía
que por alguna extraña razón
estos no eran los mismos sino dobles
entonces les seguí la corriente
y los hice pasar al salón
donde tengo un tremendo tigre disecado
y le dije a uno mete la cabeza ahí
y me miraba con la taza a media asta
porque les ofrecí té
y ese me dijo que sí
y yo apuntaba a las fauces del tigre
que habían sido modificadas por el maestro embalsamador
les había puesto colmillos como de sable
como de tigre dientes de sable
y el tipo éste
que se tomaba su té
era el asistente de mi asistente
y bastante osado me propuso
que cogiéramos cada uno un sable
entre los 3 celebramos la broma a mandíbula batiente
y nos fuimos en dirección al auto
que estaba estacionado al frente de la casa
le sacamos la vegetación de encima
y nos subimos los 3 en el asiento de atrás
en ese momento alguien preguntó
quién de los 3 iba a manejar
y de nuevo estallamos en risas descontroladas
antes que se apagaran
yo me pasé por dentro del auto
al asiento del copiloto
y nuevamente se desataron las risas
que hacían que el auto se moviera un poco
y sin querer nos pusimos en marcha
cada vez que nos reíamos el auto avanzaba como por arte de magia
en una parte en que a mí se me cayeron las llaves
avanzamos como 2 cuadras seguidas
y no las podía encontrar
metiendo las manos debajo del asiento
al final las tenía encima de la ingle
y se las pasé a mi asistente para que me les guardara
lo cual causó que ellos dos se desternillaran de risa
y con eso finalmente chocamos
tan divertido fue
que comenzamos a movernos
empujando al otro auto
y no veíamos nada para adelante
porque el otro auto estaba como encaramado
y no podíamos parar de reir
el chofer del otro auto hizo abandono de su vehículo
cuando comprobó que nosotros no frenábamos
y lo arrastrábamos aparentemente hacia la línea del tren
cuando lo vimos bajar
súbitamente paramos de reir
y prendimos la radio
para escuchar las noticias del accidente
pero los reporteros todavía no llegaban al lugar de los hechos
pronto muy pronto pasaría el tren
y nosotros no teníamos nada de qué reírnos
ese auto era una reliquia de mi abuelo
las bromas eran tan fomes
que sin querer comenzamos a reirnos
pero cuando nos reiamos de lo fome
el auto avanzaba en reversa
eso me estresó
y decidí hacer abandono del vehículo
y me fui a conversar con el loco que habíamos chocado
que estaba un poco más allá sentado en la solera
abandonao al llanto
me decidí a animarlo
y le pregunté si tenía seguro
y me dijo que no
le pregunté si estaba seguro
y me dijo que sí
tenía bastante paciencia
para contestar todas mis preguntas
y le pregunté dónde estaba el quiltro
mi perro que habíamos salido a buscar
con mi asistente y el asistente de mi asistente
y me contestó que no sabía
le dije que tenía una oreja negra
y la otra blanca
y el loco pensó que me refería a él
por al lado de nosotros pasó un perro negro con la oreja blanca
pero no era el quiltro
mi asistente y su asistente se estaban riendo adentro del auto
y el auto se movía alternativamente para adelante y para atrás
concluí que no se estaban riendo de lo mismo
y decidí acercarme a ayudarles
con tan mala suerte que casi me atropellan
en eso siento un chillido de perro
y compruebo que en la rueda de atrás
está enredada la cola del quiltro
y más allá descansa su cuerpo sin vida
aplastado como por una aplanadora
lo recojo y lo llevo con mi asistente y su asistente
señores
la operación fue todo un éxito
hemos encontrado lo que veníamos a buscar
bajo las condiciones estipuladas al comienzo
yo había dicho las palabras vivo o muerto
pero resulta que el quiltro ladró
y le sonó como el ruido de un acordeón
no se sabía cómo podía estar vivo ese perro por dios
vagamente tenía una pulgada de espesor