éste era un balleno que surfeaba con portaviones. Un día una especie de arco de fútbol asomaba desde el fondo del mar y se convertía en una red en la cual el balleno quedaba atrapado. Una sinfonía comenzaba, dirigida por un director maldito. El director de orquesta cambiaba de forma varias veces (o debo decir, de pelaje) y en un momento determinado de su varita salía un rayo que iba a impactar al balleno amordazado. El balleno quedaba convertido en una ballena gorda, con un trasero gigante, que para más remate la tenían encerrada en una jaula en la que cabía apenas. La ballena-balleno sufría y gritaba por un alto parlante: por favor, soy un balleno, acuérdense de bañarme en la piscina... había aceptado su encierro.
me dije que había sido un error haber visto esa película estando yo mismo encerrado en una pieza.
me dije que había sido un error haber visto esa película estando yo mismo encerrado en una pieza.