jueves, enero 17, 2013

Jungiana

Creo que mi primer recuerdo es de cuando me caí con la bicicleta en la entrada de la casa. La bicicleta era antigua y andaba para atrás si uno pedaleaba en el sentido equivocado. Para entrar a la casa había tres pequeños escalones antes de la puerta. La puerta estaba abierta y yo, poseído por un éxtasis irrefrenable (luego de haber jugado toda la mañana), puse la bici en lo alto de estos tres escalones, apuntando hacia la puerta, y luego me monté en ella. Entraría a la casa en bicicleta, lo cual significaba la gloria absoluta. Mi hermano, con una sonrisa que parecía sobrepasarlo, me esperaba en el interior de la casa junto a su amiga.

Completen ustedes la historia.