jueves, mayo 31, 2012

es evidente que tampoco pueden quedar excluídos de mis memorias los episodios que guiaron a mi encuentro con Javiera Mena en las cosas iquiqueñas.

Yo volvía a Chile luego de algunos años viviendo en el extranjero, pero volvía sólo por las vacaciones de manera que me dedicaba a carretear. Celebración de navidad en la casa de mi tía, año nuevo en providencia, salir a celebrar a la plaza italia, etcétera.

En plaza Italia estaba Iván Zamorano y yo lo dejaba en ridículo a través de la técnica de decir la última palabra. Zamorano saludaba a todos desde su balcón y yo le explicaba claramente por qué él valía callampa. A lo que él retrucaba yo re-retrucaba `valís callampa' de manera que él no podía hacer nada. Yo sabía meter el `valís callampa' en el momento preciso para que él se lo tuviera que comer antes de guarecerse dentro de su departamentito miserable. Al final se rindió y no retrucó más. Yo me fui vencedor, teniendo el apoyo de todas las gentes que se habían congregado en torno al episodio. Las viejas estaban entre impactadas de mi patudez y emocionadas. Se comentaba que a mí se me había pasado la mano cuando le había dicho `arrogante' a Zamorano. Yo escuché y aclaré que yo no había dicho `arrogante', sino `pedante'. Igual se me había pasado la mano según ellas. Entonces yo dije que no había querido decir pedante, sino... simpático y les guiñé un ojo y me fui.

Lo de Javiera Mena fue en Iquique. Con mi tío Volodia fuimos a ver el edificio Salvador Allende que tiene forma de moai y, según mi tío Volodia, `demasiados espejos que causan reflejos y patrones desconcertantes.' Recorrimos observándolo desde diversos ángulos y un poco adelante de nosotros iba Javiera Mena haciendo un poco lo mismo. Yo le gritaba `wena Javiera' varias veces hasta que ella finalmente se decidía a pescarme. Sorpresa para mí, ella iba con un grupo de koreanas a las que yo conocía de India. Le dije a Javiera en inglés `yo parece que conozco a tus amigas' y las koreanas me reconocieron y dijeron `yes!', impactadas. Estaban felices de verme. Yo les iba a lanzar unos cumplidos en inglés, pero Javi Mena me metía conversa del tipo `qué perfumadas andan estas koreanas' y yo le quería decir `sí, huelen rico, ¿no?' Como con Javiera hablábamos en español las koreanas no entendían y se sentían un poco dejadas de lado. Yo no podía conciliar los dos mundos.

Una de las koreanas, Seung Ah Lee, había aprendido español y aceptó acompañarme a unas fiestas pseudo-familiares con mis primos en un patio de Iquique, ya en la noche y hablamos de sus planes. Ella es exquisita, súper bella.