lunes, febrero 11, 2013

11 de febrero de 2013

Ya volví de Madrid. Los últimos días estuvieron agitados y no pude escribir. Ayer estuve todo el día en el tren o en el avión, pensando en el futuro, en alternativas éticas y en Hollywood. Decidí probar respetar el orden cronológico de la historia en lugar de explotar la corriente de la conciencia.

El amor opera a un nivel inconciente. Cuando nos gusta una persona, a nivel conciente tratamos de disimularlo y eso genera una actitud muy fácil de descubrir. Sin que yo la llamara, Julieth volvió a invitarme a comer. Me excusé diciendo que estaba en Madrid.

Cuando no ves a la persona amada, nada se echa de menos, continúas con tu vida normal. Pero cuando luego de algunos días la ves, sientes como se rompe una ventana en el interior de tu cuerpo y eso es el inconciente que se manifiesta. Por eso es que el amor es inexplicable, porque opera a nivel inconciente.

Entonces no hay forma de controlar los impulsos y debiéramos rendirnos.

Amén.

Hoy es mi cumpleaños. Cumplo treinta y dos años.