jueves, febrero 21, 2013

publícame este otro texto

antes de criticar cualquier cosa, prefiero hacer un examen de mi ser. El mundo no está mal, el mundo es lo que es, nada ni nadie lo va a cambiar; en cambio yo estoy podrido por dentro y puedo cambiar (you want gold?).

La energía que gasto en imaginar situaciones que me gustaría que ocurrieran, bien podría utilizarla para recordar mi pasado y poner las cosas en perspectiva, obtener sabiduría en exceso de esa fuente. Equivale a imaginar la realidad, visualizar cosas que de verdad ocurrieron, que estuvieron frente a mis ojos, pero hoy, sin la pesada carga emocional que significó estarlas viviendo, analizarlas desde una mejor perspectiva. No podemos deshacer el pasado, por lo tanto no debiera sentir ninguna aprensión al observar mis más deplorables actos; tampoco, en la misma línea de pensamiento, sería conveniente sentir orgullo de mis actos altruistars.

La vida se me sale por las narices y no la puedo controlar. Las horas son aciagas, se hacen eternas, ir de las 10 de la mañana a las 4 de la tarde es una odisea, y eso no puede significar otra cosa. Es señal de un profundo error cometido en el pasado. El problema es seguir atado al pasado, no atreverse a cambiar. Mi pasado determina quien soy y no me puedo desembarazar de él. Pero ¿quiero seguir repitiendo las mismas actitudes, validando continuamente ese error? Si tan solo supiera dónde encontrarlo, no, seguramente requiera un examen minucioso.