jueves, octubre 19, 2006

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ayer dejé la sorra en mi casa. Nuevamente puse un poco de intento en esas paredes afiladas. Las mariposillas nocturnas seguían volando como si yo no hubiera hecho ingreso, y no lo había hecho. Una y otra se me atrravesaban volando frente a los ojos. Eran pequeñitas, y eran como destellos de luz. Yo no estaba allí. Cerré los ojos y apareció todo eso, era como estar con los ojos abiertos, era como si toda la aación se desarrollara en el interior de mis párpados. Ahí hay un intento precioso, en esa casa tan alambicada. Eso era, les quería contar.