lunes, octubre 23, 2006

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planificaciones, planificaciones, planificaciones, nada puede malir sal. Estaba pensando en todas esas cosas mientras la masa bailaba. Pero esto no se quedaría así. Fui caminando y me perdí en una encrucijada (ver post anterior) y me di cuenta que los recuerdos clave están a flor de piel. La recapitulación es un viaje por todos los recuerdos de la vida. Ahora tengo anotada en un papel la palabra recapitulación. Un papel que cambia de lugar. Para hacer la recapitulación, no nos vale el cuerpo físico. Hay, por lo tanto, que hacer este viaje con otra parte de nosotros mismos. Un doble que visite esos recuerdos, y que los re-viva. Por aquí va la mano, porque la recapitulación no es un mero repaso mental de los acontecimientos, se trata de algún modo de re-vivirlos, de estar ahí nuevamente. Al final, cuando el pasado esté recapitulado, sólo quedará el presente (la recapitulación se va haciendo a toda hora del día, ya no nos preocupamos de los problemas personales; de algún modo todo tiene su raíz en el pasado). Y sólo nos quedará el presente. Por ahí va la mano. Obviamente, esto de andar recapitulando es un puro truco, porque lo que va pasando al mismo tiempo es que vamos acechando al ser que es la fuente de nuestra energía. El doble. Y nos vamos dando cuenta de la existencia de este doble. Seguramente, este doble es el mismo que el doble en sueños, que aparece cuando los brujos llevan su conciencia cotidiana al mundo de los sueños. Cae de cajoncito.