domingo, enero 23, 2011

Léanlo hasta el final porque o si no no pega

el final es que entra una de las paramédicas del hogar porque "se había quedado afuera", pero yo ni siquiera alcanzaba a abrirle la puerta, porque en lo que me demoré en bajar a abrir y en "otras cosas", ella había encontrado la llave y entonces la vi abriendo a través del vidrio de la puerta, pero aquí viene lo bueno: no la vi bien nítida, sino desfigurada por el tipo de vidrio, que era de pelotitas. En fin, la vi haciendo los movimientos de cuando uno gira la llave y se empecina un poco en la faena, quiere girar bien la llave y se ayuda un poco con todo el cuerpo, pareciendo jorobado a través de un vidrio con difusión de la visual, como lo llamo yo. Élla entró sin apenas mirarme, o más bien (esto me da un poco de risa) mirándome DE LLENO a los ojos como por 20 millonésimas de segundo, y después siguiendo pasillo abajo rumbo a quién sabe qué.
La casa era tan grande y tenía tantos pisos que a mí se me había empezado a olvidar lo que había más allá, a pesar que hacía 20 minutos había estado allí, haciendo cosas... cosas. Luego viene un pequeño corto en que yo avanzo por un pasillo estrecho (oigan, todo esto es como de fábrica, el piso es como de enrejado en fierro, como cuando uno está en una fundición de acero o algo así, escenas finales de terminator two) y abro la escotilla al fondo y me encuentro con un pozo ciego al andén de una estación de metro, en donde está esperando una conocida amiga mía.
No me pregunten cómo se llama ni quién es, no lo recuerdo.
Fin del cuento, la amiga está esperando el metro en el andén y me ve, es una situación normal para nosotros dos (a pesar de lo que pueda parecer ahora para mí o para ustedes) y en el fondo ella me pide que tenga cuidado con la guagua porque puede salir por esa escotilla y caer. ¿Hay una guagua? Fantaseo un momento con que la guagua cae y yo la salvo espectacularmente, o en realidad lo que hago es: intento figurar qué pasaría si la guagua se me escapara y cayera por la rampla estando yo abajo, en la estación, onda cómo tendría que operar para salvarla.

DOS (el final de esta historia vendrá a juntarse con el principio de la historia precedente, como un hecho incontornable en este tipo de narraciones desesperadas y apresuradas)
Llevamos incontables semanas, tal vez meses, trabajando en la elaboración de una sustancia que le dará nuevos aires a la compañía. El director de la compañía ha estado ausente, de viaje, atendiendo otros asuntos con los actuales socios, es una especie de Michael Corleone de la era moderna, empresarial, largo etcétera. Con Rodri (voy a llamarlo Rodri aunque no tengo idea cómo se llama y nunca en la vida se lo he preguntado, pero somos colegas hace años, el tipo siempre usa traje) subimos hasta la última planta de la mansión, en donde hay una pantalla gigante pegada a una de las paredes. No sé cómo agregarle más suspenso a esto y tal vez voy a decir simplemente que, en la penumbra, el director de la compañía nos estaba esperando, seguramente recién llegado de uno de sus viajes. Rodri lleva en un maletín el prototipo de la sustancia y el director le dice oigaa, qué tenemos aquí (pero en un lenguaje completamente distinto, aunque ustedes captan la idea) y pum, en la pantalla comienzan a proyectarse, largamente pixelados, los "tejidos" de la sustancia, es decir su estructura celular vista a través de un microscopio sumamente poderoso y fashion. Yo sé que ese personaje instalado en la penumbra es el jefe, pero Rodri no lo sabe, él nunca lo ha visto y tal vez yo sí, y: entre que en la pantalla se la van haciendo zoomes y más zoomes a la pobre sustancia, a tal punto que ya, de tan pixelada y distorsionada parece un entramado de puros cuadritos de aćido, púrpuras y calipsos, un diálogo como el siguiente se produce entre ellos dos. No soy capaz de reproducir el diálogo pero en un momento sale la palabra en inglés huge, y mi amigo rodri dice ya sé, huge personality, huge blonde hair, huge liberace costume (haciendo referencia, ya saben, a la persona de mi jefe, a quien rodri se negaba a mostrarle el contenido del maletín por considerarlo un "perfecto extraño") y mi jefe responde ...and huge profits last semester.
Esta última frase, sumada a una serie de zoom ins y zoom outs en la pantalla que a veces dejaban ver series de 4 cuadritos, series de más cuadritos ligados unos con otros (pero las que más interesaban eran las de pocos cuadritos, porque daban cuenta de una propiedad fantástica de la célula o eran, tal vez, algo que el ojo simplemente sobrevaloraba); todo esto, digamos, puso como una claridad en el ambiente de que ese desconocido era el director, y mi amigo Rodrigo pudo darse cuenta. Se disculpó y se preparó a inyectarle la sustancia en el antebrazo al jefe para que éste pudiera dar su visto bueno a la producción en masa (no tanto, pero su beneplácito a la continuación de las investigaciones y búsqueda de posibles mejoras, eso sí) y en ese momento suena el timbre.
Y ustedes ya saben el resto de la historia.