jueves, enero 14, 2010

Como el hunabku

Los pianos son muy diferentes en otros planetas.


Había ido muchas veces a ese cerro que me tenían prohibido y hoy iba una vez más. Subiendo la cuesta en esa zona donde se termina la ciudad. Arriba me estaban supuestamente esperando, estaban todos. Estuve un rato nomás, después empecé a bajar. A mis espaldas venían los otros persiguiéndome. Bajé rápido, pero no apresurado, se me hacía más corto el viaje que otras veces. Encontré un camino diferente que nunca había recorrido, supe que era extraño por esas rejas al costado. Por ahí me perdería. Di media vuelta y llegué a la ciudad, había un local de abastos justo en la esquina. Caminé por una calle y miré por la ventana de una casa. Una niña con trenzas también estaba mirando y pensé que podía ser Wu Shuang, que estaba con nosotros allá arriba. A pesar de que era ella yo la movía para mirarla bien de frente y verle la cara. Entramos a esa casa y resultó ser una escuela, dentro de nuestro itinerario obligado. Nos sentamos en una sala listos para ver la película. Me invadió el sentimiento de no estarme tranquilo y me levanté de mi silla, caminé hacia la salida y busqué a Wu Shuang como que no quería la cosa. Estaba sentada justo atrás de mi silla ahora vacía. En los pasillos me perdí. No supe en qué idioma preguntar por el baño y lo terminé haciendo en francés, a un mozo de restorant. Me indicó un muro negro y yo supuse que se transformaría en cuanto yo pasara a través de él. Estaba soñando. Seguía a Wu Shuang por unos pasillos con curvas y a otra niña, pero las dejé para meterme a un baño. Salí y busqué a Wu Shuang, que no estaba y vi la salita de música. Me atraía enormemente y entré. Allí vi un piano de cola. Me acerqué y comprobé que tenía sólo 2 escalas y era mucho más pequeño. Toqué mi hit: comptine d’un autre été. Había una niña meditando. Me equivoqué y ella cantó la melodía para ayudarme. Me disculpé. Luego llegó más gente y la niña se fue a hablar con ellos. Me puse a tocar otro piano, cuadrado, con teclas a los cuadro lados y alguna que otra tecla con forma rara, como el hunabku.