resulta que el presente sí puede ser cambiado. Puede ir cambiándose de a poco, a medida que pasa cada cosa, con cada respiración, a cada segundo puede ir forjándose un presente diferente. Por ejemplo una manera simple sería levantarse de la silla y caminar un rato por la casa, abrir la puerta y salir a la calle; ese simple acto modificaría el presente a cada momento de su realización. Entonces al final el mundo no era tan inalterable como supuse en 1996, cuando abandoné la causa adventista.
Pero hay modificaciones del presente mucho más radicales, sólo con la mente, como las que se realizan cuando uno sueña; cuando uno sueña puede cambiar de sueños como quien cambia el canal con un control remoto que no está en ninguna parte y cuya tele es la realidad, toda la totalidad, todo el mundo. En teoría, eso mismo puede hacerse estando despierto: se pueden cambiar las circunstancias completas que definen el universo.
Pero hay modificaciones del presente mucho más radicales, sólo con la mente, como las que se realizan cuando uno sueña; cuando uno sueña puede cambiar de sueños como quien cambia el canal con un control remoto que no está en ninguna parte y cuya tele es la realidad, toda la totalidad, todo el mundo. En teoría, eso mismo puede hacerse estando despierto: se pueden cambiar las circunstancias completas que definen el universo.