viernes, junio 29, 2007

Me enseñaron a abrir una fisura en la soledad!

Cómo detectar seres inorgánicos

Los seres inorgánicos están dentro de uno. Son responsables del caos de los sueños y del caos del pensamiento cotidiano. La forma de acorralarlos es adquirir lucidez, y que así se vean obligados a plantear su oferta final. Los seres inorgánicos son astutísimos. Desde otro mundo, vienen a capturar seres a esta esfera y no dejan nada al azar. Es imposible adelantarse a los planes inorgánicos. La única forma de vencerlos es dar vuelta la cara, dar la pelea es impensable.

En la actualidad, el laberinto inorgánico permea 7 mundos dentro de la totalidad del universo (que son aproximadamente 60 mundos), entre los cuales no está el nuestro. Estos mundos se asemejan a la idea que tenemos en nuestra cultura de planetas habitados de otras galaxias. La única forma de llegar a ellos es soñando en solitario, sin compañía inorgánica.

Adquirir lucidez es más fácil en los sueños puesto que aquí tenemos que aprender a lidiar con una pesada estructura para recién empezar a mirar nuestros pensamientos. En nuestros sueños no es tan difícil llegar a mirar nuestros sueños, pero estando despiertos es muy difícil percatarse de lo fácil que es lograrlo. Soñando es más fácil todo.

Los seres inorgánicos son siempre detalles extravagantes en nuestro soñar, cito por ejemplo el caso de un enchufe de patas cuadradas que salía sorprendentemente de un orificio para enchufes de patas redondas. Cualquier cosa que sea imposible en nuestra realidad delata al cazador inorgánico.

El truco inorgánico consiste en arrastrarnos en sueños a su mundo y allí agasajarnos con las posibilidades que no están por supuesto presentes en nuestra esfera diaria. Alcanzada una cierta audacia nosotros podemos ser lo bastante estúpidos como para buscar a propósito ser transportados. En este punto hemos desenmascarado a nuestro cazador y lo escuchamos seducirnos ahora por medio de la palabra. De sólo escucharlo sabemos que es honestísimo.

No estamos solos en lo más recóndito de nuestro propio seno. Es un terreno en donde intervienen fuerzas despiadadas. La introspección como modo de defensa es un sinsentido, puesto que yo me atrevería a decir que estamos más seguros afuera. De hecho, una de las formas de mantenerse alejado de las trampas inorgánicas es ser muy extravertido.

La extraversión se produce cuando queremos pasar desapercibidos dentro de nosotros mismos. Que no haya rastros de nosotros en nuestro interior. Se le conoce como sobriedad. Disfrutar el estado sobrio, que es el más propicio a la vez para enfrentar la muerte. Al cuidar nuestro interior de esta manera estamos siendo secos.

No dejes que nadie te note. Ten tu zona interior a tu entera disponibilidad para soñar en sitios abandonados. La angustia de las grandes ciudades se debe a que no podemos encontrar un espacio para nuestra soledad.