martes, julio 22, 2008

Post de la Discordia

VAPOR



Es un hecho bien consumado que todos nosotros vivimos la mayoría del tiempo en nuestros recuerdos y sensaciones y memorias y pensamientos, y muy poco tiempo en el mundo de objetos. La descripción del mundo que ha hecho la física es completa pero parcial, por cuanto no da cuenta de todo lo que es el mundo. El mundo no se puede separar de la vida sin caer en una apuesta garrafal. A la hora de definir el mundo se precisa ser consecuente y sincero y de este modo dejar en claro que el mundo no es de objetos sólidos, sino de vapor. El vapor de la conciencia. El vapor de la conciencia es el que abre todas las oportunidades para que los recuerdos se pueblen de objetos, y de sensaciones fenomenales y precisas.




El iván está acá y quedándose en mi casa y se le ocurrió llamar al leo y partir al cerro. El cerro es como le llamamos nosotros a un lugar al que sólo se va de noche y que es como un universo aparte. Llegamos en el auto viejo del iván que estaba estacionado donde siempre, el leo en el asiento de atrás y yo me bajé antes en la entradita del cerro y me puse a andar a tientas en la oscuridad. El auto del iván es ese azul medio monstruoso, medio setentero. Me empecé a ir como para una parte na ke ver y llegó el leo con la linterna a ayudarme; yo me estaba yendo como para unos matorrales. Nos fuimos caye arriba subiendo digamos el cerro y nos salió una niña casi al tiro a jotearnos. El iván aganchó y entramos a su casa. Le ví la cara y no era tan fea, tenía algo súper raro eso sí pero la pude calificar de linda. Nos empezó a calentar la sopa y no sólo en el sentido aliteral. Después se metió a la cama del iván diciendo viva cuba. Ahí descubrí que mi amigo el iván se hizo la operación de michael jackson. Resulta que la casa de la niña tenía al tiro dos camarotes, uno para el leo y el otro para el iván. El iván es mi amigo que viene de centroamérica, pero no precisamente de cuba. Ahí empezaron a culiar. La mina saltaba encima del iván. El leo por su parte estaba preparado para venir a continuación. Yo era el único que estaba más cortadito pero me picaba el bichito por dentro, a pesar que yo juré que nunca me iba a meter con una puta o dentro del coño de una puta, más bien dicho lo decidí y le puse argumentos energéticos. Los ciclos, los enganches energéticos que nos vinculan por siempre al pasado y a las personas, los enganches que nos privan de la inútil libertad. Estaba con ropita al lado de toda la acción pensando en la forma de decir que no quería cuando me tocara a mí. Después le tocó al leo y el weón se la llevó al suelo y se puso a culiarla, pero con la mirada al vacío. En eso yo estoy todo renuente pero mirándole el coñito a la mina y con todo eso en mente aparecen al lado mío dos personas más en la casa. Otro weón, y una mina rubia súper bonita que me dice con estas palabras que quiere culiar por 5 lucas: si quieres, le puedo sumar 5 mil pesos más a tu cuenta. Y yo sólo atino a exclamar ¡5 mil pesos! Y me voy del lugar. El leo y el iván salen conmigo y nos vamos de nuestra compleja aventura.


La llegada a la casa y lo que pasó después pasó con normalidad y al otro día yo estaba camino a la pega, cruzando mac-iver o alguna de esas cuadras con total desparpajo cuando me doy cuenta que no me puse mi ropa de pega, sino que ando con los pantalones de cotelé del mono y el polerón azul de la roja que están todos cochinos porque los usé todo el fin de semanita en el sure. Más encima me doy cuenta que ni siquiera me duché porque consideré inútil embellecerme sólo para presentarme a una persona con la que tenía una reunión hoy día en la mañana, a la que considero de regular calidad. Hasta ese momento, yo había sido inconciente de todas estas decisiones que marcaron mi mañana y como que cambié de estado en ese momento. Miré el reloj de mi celular y decía las 9. Si tomaba el metro de vuelta a parque bustamante tenía tiempo de ducharme, ponerme la ropa de pega, tomar el metro de vuelta y llegar a la pega a una hora no tan grosera, la estimé no pasadas las 10. Me dirigí al metro y justo venía entrando corvalán junto conmigo. Me adelanté para no tener que conversar con él. El venía hablando por teléfono, eternamente ocupado en sus asuntos. Yo quería que hubiera sincronicidad y que al llegar al andén estuviera justo el tren deteniéndose para recogerme. Pero al llegar yo al andén, justo los 2 trenes partieron en ambas direcciones. Tengo la sensación de que si hubiera llegado esta mañana a mi casa, habría encontrado a alguien familiar durmiendo en mi cama.