domingo, marzo 06, 2011

con las mujeres en general

me parece imposible que alguien pueda querer hablar conmigo o que pueda encontrar algún interés en conversar conmigo...

HMM ayer estábamos en un supermercado robando o más bien aprovechándonos de la falta de control para jugar con la mercadería. Había un juego de nintendo de plataformas ultra difícil cuyas etapas intermedias no podíamos pasar con quien fuese que estuviéramos jugando. Pero bueno, el asunto es que salgo de ahí con la Kathy, mi bella amiga del colegio y pasamos por el pasillo de mi antigua universidad, sólo que la longitud de ese pasillo ha sido multiplicada por mil. Vamos hablando. De colación yo llevo una ensalada adentro de un envase de plástico con forma de escafranda que compré o saqué ilegalmente del supermercado, la Kathy me reclama que ella no come con los ojos. Yo tampoco, le digo. Para mi desazón, la ensalada tiene trozos de pollo y yo no como pollo, pero de todos modos pienso en atacar cuando la Kathy me dice "busquemos un lugar". La idea de ella es saltar el muro que delimita el pasillo y al otro lado del cual hay un gran área verde. Ella quiere que hagamos un pic-nic y yo entiendo que la idea es sentarse en lo alto del muro con las patas colgando, así de equivocado estoy. Le confieso que sería imposible para mí saltar ese muro tan alto pero ella toma vuelo, corre y lo trepa casi con la pura fuerza de sus piernas, corriendo casi en vertical. Yo me valgo de una fuerza desconocida en mis brazos para trepar y pasar al otro lado. Hay gente que viene caminando por lo alto del muro y que lleguó allí gracias a una escalera condicionada para todo tipo de gente que empezaba en otro lugar y que nosotros con la Kathy no supimos encontrar. Del otro lado hay gente jugando fútbol, pero muy poca gente y la Kathy se instala por ahí junto a algunas amigas. Yo me separo.



Eso es por una parte.
Por otra, todo es idílico, al igual que en la escena anterior, un atardecer tranquilo en un camino largo, con una banca, esperando la navidad o algo, en la casa de mis tío en Pirque en la que yo veraneaba con mi familia. Tengo una guitarra y mi prima la Celeste también tiene una y está tratando de tocar una canción más o menos difícil sin ser profesional. Yo la acompaño y hago un bajo que se acopla bien a la melodía que ella toca. Estamos listos para animarle la despedida a una amiga que viene de Finlandia, la Elina Nuto. Ensayamos la tonada una última vez y ya estamos listos para llamar a la Elina. La Celeste pasa hacia su pieza y yo me quedo en ese corredor al aire, sentado en la banca pero con los pies en la banca y el trasero apoyado en el respaldo. En eso me llaman para que vaya a hacer mi parte de la interpretación y yo paso a la pieza de mi prima que está ahí mismo. De hecho paso por la ventana de su pieza al patio que hay del otro lado como tantas veces en mi juventud. Todo es romanticón. Pesco una guitarra de la semi penumbra pero más que guitarra es una guitarrilla pequeña que no se parece a la que yo estaba usando para ensayar. Pido un segundo y me voy contorneando la casa al patio del otro lado, al sector del corredor y la banca y recupero la guitarra que había olvidado. Tocamos pero muy poco, el número musical casi como que no tiene relevancia en esa despedida a la que ha comenzado a llegar un poco más de gente. Hablo con la Elina bien de cerca y me sorprende que ella pueda tener un interés en conversar conmigo, en tomarme en cuenta, siendo que es rubia y tan linda.
Al pasar al patio del otro lado vamos en unas embarcaciones como de plástico, navegando en una agua tibia y azul, todo el ambiente se contagia de ese azul y esa tibieza. Yo voy solo en mi barco y no sé qué se supone que tenemos que hacer, pero vamos tan cerca de la misma casa que alguien puede llegar a tirar agua desde una de las ventanas del segundo piso y que este agua caiga en la ligera embarcación en donde van la Kathy y otras más. La Kathy se saca la parte de arriba del bikini para que todos pensemos que está loca y nos ríamos de sus locuras. Al chocar mi embarcación con la de ellas yo me arrimo al borde y pido que alguna pase de mi lado, puesto que yo estoy muy solo, y la verdad es que ninguna me hace caso.
Muchas cosas pasan simultáneamente con todo lo que he relatado y es como un poema con muchos hilos de los cuales yo sólo rescato el primero, el hilo conductor y más obvio; pero hay personajes y dichos y sensaciones que escapan completamente a todo lo que he escrito.
Hay por ejemplo una sensación de intimidad con un grupo de chicas, con las mujeres en general.