la conclusión del mahayana (o gran vehículo) es que nosotros venimos a la tierra a cumplir un propósito divino; el karma (este propósito específico) no se resuelve en una sola vida sino que, por el contrario, necesita de muchas (infinitas vidas) para realizarse. Una vez cumplido el karma, el alma es liberada, pero eso no le pasará a ninguno de los que leen este texto.
la identidad no es acarreada de una encarnación a otra, puesto que los recuerdos se borran, pero sí se acarrea el karma; a todo esto, esta doctrina es súper mula. Los aportes infinitesimales de cada encarnación pueden y suelen ser comparados a un grano de arena en la playa de lo divino. Nuestra vida empieza y se termina sin mayores sobresaltos; pero mientras se está en ella, algo nos une al infinito. Ese algo es el karma.