Es parte de la disciplina de un brujo el no considerar este mundo como el terreno en que se decide nuestra suerte, nuestro triunfo o nuestra derrota, sino como un campo de entrenamiento en el que podemos practicar para alcanzar logros en otros escenarios. Pero no se puede hablar de esos otros escenarios; el brujo está en este mundo como cualquier otra criatura que no tiene la misma marca.
Nada de esto es verdad, nada de lo que dije es verdad.
El ser humano que participa de este universo entra derechito en la dinámica del poder.