martes, septiembre 23, 2008

El Boom

Yo pensaba que aquí estaba quedando todo

Pero la verdad me acabo de dar cuenta

            No está quedando nada!

La procesión va enterita por dentro

 

La pelshishtenchia la pelshevelanchia la pláctica

Tlaeng la viltú

Como dice el cangulo

 

A mí Carol Tiggs me enseñó que hay que concentrarse en un punto afuera del cuerpo, ese punto queda en el omóplato izquierdo, a un brazo de dishtanchia, hacia trás, no sé si me explico?, esto de tener que decírtelo por carta…

Por otro lado te echo mucho de menos, lo cual es malo y bueno, y es como una paradoja. Estamos atrapados en palitos de marihuana, comida, miradas disimuladas a la zona del queque, a las tetas, conversaciones con aire criminal, ¡como si estuviéramos planeando un atentado! Así nos desenvolvemos güacho.

 

Como si estuviéramos planeando un atentado, PERDÓNAME que siga con la misma idea en distinto párrafo, ¿cómo va el plancito? Vamos a dejar la patá en el pronto de valdivia lo-co.

 

Bueno lo que yo quería decirte era algo difstinto, ya me fui por la tangente. Ya perdí la opoltunidá, todo el rato te dejo sola conversando y me voy para la casa caminando, te dejo conversando y me voy caminando, conversando y caminando conmigo mismo, una cosa de locos. Ya perdí la oportunidad, ya no te lo dije, y te quería decir esto, no era una declaración de amor ni mucho menos, el papel (o el monitor, la verdad….ja!) aguanta todo, es una cosa muy distinta a lo que se dice en el auditorium, en vivo y en directum, en el cosmos. Como dice un buen a migo mí o. El socio.

 

Ya, ya no te dije la clave del vidente, ya no te la expresé digamos. Me la guardé para mí mismo, me la guardé adentro del pantalón (qué ordinario, qué ordinariez digamos) que es donde está mejor, se guarda y se cuece (y allí permanece). Nosotros no necesitamos decirlo todo, necesitamos decir muy poco, dos o tres palabras o un gesto, un acto con el choro, digamosló. Con el choro (si fuéramos muheres). Hay que respetarlas.

 

No necesitamos decir ni tomar niuna cosa, ni un “tragüito”. Dejé el copete, dejé todas las cosas encima de la cama, va a estar más desordenado cuando llegue a costarme, no tengo que llegar ebrio. Tengo que llegar sobrio, la persistencia, la perseverancia, la conducto monolítico son lo mismo. Tengo que ser el mismo siempre, ¿cómo lograrlo? Muy fácil, es extremadamente fácil mi chiquillo.

 

La verdá: pongan los ohos turnios que aquí viene. se produce de repente. salta la liebre. un centímetro cúbico de suerte. o menos.

 

se me puso esta letra de la muerte, letra de monolito, letra de lápida, críptica. k

 

 

Estoy concentrado en el punto más allá del cuerpo (ese punto se llama el punto de encaje) porque quiero aprender a moverlo pero me da no sé qué seguir escribiendo. De verdad, es muy mula, a todos nos ha pasado pero a mí me pasa siempre. A menudo. Pónganse los audífonos que aquí voene.

 

Un guelelo (o cangulo) toca su mundo lo menos posible. ¿Por qué?

 

Por una razón muy simple: porque ningún placer que pueda brindarle este mundo, se compara con el placer extravagante de abandonarlo y visitar otros. Hay una infinidad de mundos repartidos en un punto que ustedes ya saben por dónde queda. Ya lo dije hasta el cansancio. No siento cansancio por si a ca so.

Ya bueno, estábamos en que hay mundos dentro de otros mundos, una millonada de mundos. Todos ellos son perceptibles, por eso que no tiene mucho sentido tocar mucho las cosas de este mundo. Se elige este mundo porque uno quiere, no porque dios quiera. Así no es ná la cosa.

Uno puede vivir en cualquier lado. No hay que entusiasmarse tanto. Tocar poco el mundo también tiene que ver con la mente. No se toquen tanto la mente, weones cochinos. Ah, y no cuenten con el mundo para ser felices. Se es feliz tocándolo lo menos posible. Ah, la solté completa. Chaelas.